Los profesores de 1° básico tienen un gran desafío: conseguir la adquisición de la lectoescritura de sus estudiantes, camino que les abre la puerta al aprendizaje de nuevas experiencias durante toda su vida. Hoy, en un contexto de trabajo remoto, este reto adquiere nuevas complejidades que les ha significado buscar diversas estrategias para lograrlo, trabajo difícil pero que para este grupo de docentes ha tenido la contraparte de la satisfacción por los aprendizajes personales, las metas alcanzadas y la valoración y cariño con que padres y estudiantes retribuyen su trabajo.
Esta experiencia la conocemos a través de la mirada de las profesoras Cecilia Riveros, del colegio San Alberto Hurtado; Denisse Patiño del Arzobispo Manuel Vicuña; Patricia Flores del colegio Lorenzo Sazié y Catherine Aguilar del San Francisco de Asís.
Todas las profesoras coinciden en que, si ya el proceso de lectoescritura es complejo de manera presencial, al que estaban habituadas y cuyos resultados conocían muy bien, este se convierte en un desafío enorme en este contexto de pandemia y aislamiento. Ello, ya que “tiene mucho que ver con lo facial, con lo fonético, entonces los niños te tienen que ver, sobre todo los niños que tienen dificultades.
Tienen que ver cómo tú haces con tu boca el sonido”, comentó Cecilia. “Es un proceso de mucho contacto con los alumnos, es necesario que nos vean cuando pronunciamos cada letra, que vean la manera como se escribe”, agregó Denisse.
Por lo anterior, se hizo necesario reformular el trabajo con el propósito de llegar a las casas y que lo niños, apoyados por sus padres y familias, pudieran aprender a leer.
Si bien las profesores organizaron el trabajo con algunos énfasis diferentes, como reforzar la conciencia fonológica de los niños, que es conseguir que el niño sea capaz de reconocer en el medio las palabras que comenzarán a leer, y otros estuvieron centrados en la comprensión de lectura, lectura y escritura, para todos este requirió del desarrollo de nuevas metodologías, poniendo énfasis en aquellas que permiten “incluir lecturas, videos, canciones, tareas de escritura, juegos y actividades de comprensión de lectura que sean de interés de los niños y que se relacionen con otras asignaturas. Complementamos este material con la creación de videos, con propuesta de desafíos para los estudiantes que nos permitan reforzar conciencia fonológica: segmentación silábica, sonido inicial, sonido final”, indicó Patricia.
Para Catherine, este “ha sido un proceso bastante enriquecedor porque hemos aprendido e implementado estrategias de lectoescritura a través de cápsulas de aprendizaje”.
Las profesoras comparten que en este camino recorrido han ido buscando el perfeccionamiento, han estudiado, se han capacitado en estas nuevas herramientas, priorizando ciertas características técnicas, tanto de presentación del contenido como de acceso a las plataformas. Se ha trabajado pensando en llegar a todos los niños y para ello se ha requerido tener presente los distintos ritmos de aprendizaje y realidades familiares, contar con la colaboración de los apoderados, con quienes se trabajó para dotarlos de herramientas para apoyar a sus hijos y cuyo aporte es clave, especialmente a la hora de conseguir evidencias del trabajo realizado por los estudiantes, para lo que se necesita el envío de videos, imágenes o realización de videollamadas, actividades mediadas por los apoderados. Las educadoras explicaron que se ha trabajado atendiendo a los distintos niveles de aprendizaje, reforzando a los que lo requieran, para lo que cuentan con apoyo interdisciplinario y trabajo colaborativo junto a las educadoras diferenciales y equipos PIE.
Las dificultades del proceso
Aunque con algunas diferencias, dependiendo de la realidad de las familias de sus colegios, las dificultades detectadas por las profesoras pueden resumirse en los siguientes puntos:
Los principales aprendizajes que ha dejado este proceso
Las docentes coincidieron en varios aspectos, pero ordenaron estos aprendizajes de acuerdo con sus realidades y experiencias particulares. El aprendizaje central de cada una fue:
El compromiso de los apoderados
Sobre este tema también hay una importante concordancia entre las experiencias y visiones de las cuatro profesoras. Cecilia Riveros destacó cómo durante este proceso los apoderados han abierto sus hogares y mostrado su intimidad y agregó que, “la respuesta de los papás ha sido maravillosa. Como equipo siempre hemos buscado que tengan presente que ellos son los más importantes, que ellos son nuestros principales aliados. Que sepan que, si su hijo avanza o está leyendo, no es un logro nuestro, sino compartido con la familia y los apoderados al darse cuenta de eso, agradecen mucho el compromiso y nos llenan de cariño. Nos hacen parte de su familia, nos hablan con total honestidad de lo que les pasa y eso para nosotras es un regalo”.
Denisse Patiño destacó la importancia de mantener una relación paciente y una comunicación fluida en todo momento con los apoderados. “Hay que adaptarse a la realidad de cada uno, entender que no todos tienen el mismo tiempo y que debemos formar un equipo. La profesora de 1° básico se comunica directamente con cada papá y entiende que no todos van a estar disponibles en determinados momentos, por lo que debe mostrar flexibilidad para desarrollar actividades o resolver las dudas que puedan tener. Esto ha generado que los apoderados se sientan comprendidos y que crear el vínculo sea mucho más fácil”. A esto agregó nuevamente la noción del trabajo colaborativo e interáreas, ya que en caso de perder el contacto con un apoderado o si la familia está viviendo un problema más grande que lo académico, para enfrentar ese tema se cuenta con el área de Convivencia Escolar. “Ningún apoderado se deja de buscar, porque no dejamos a ningún niño”, valoró.
La valoración que Patricia Flores hace de la adhesión de los apoderados a este proceso es positiva. Plantea que la mayoría de los padres ha respondido con responsabilidad y compromiso frente a los aprendizajes de sus hijos, “se han involucrado en las actividades y a pesar de tener algunas dificultades buscan solucionar sus problemas recurriendo a sus redes de apoyo más cercanas. Se contactan periódicamente con sus profesores ante cualquier inquietud, ya sea de tipo académica o personal. Entienden que el proceso de lectoescritura es un trabajo sistemático y colaborativo tanto del hogar como del colegio”.
Catherine Aguilar agregó que se trabaja la mantención del vínculo con los apoderados a través de llamadas permanentes y citaciones virtuales. “Estamos trabajando con ellos en todos los aspectos y eso creo que ha fortalecido nuestro proceso de lectoescritura y también aprendizaje porque, más que todo, nosotros somos una gran familia. Los papás se han comprometido porque reconocen en nosotros un importante apoyo a las situaciones que se van desarrollando en el momento que estamos viviendo”.
Las priorizaciones que guían este proceso
Las profesoras nuevamente coincidieron que, dado el contexto y sin sacrificar el objetivo final de lograr el aprendizaje esperado, varios contenidos, sin ser abandonados, han debido ser postergados para ser abordados en otro momento.
Cecilia Riveros, del colegio Hurtado, indicó que en su caso dividieron el proceso de lectoescritura en cuatro grandes ejes: presentación de la letra, escritura de la letra, lectura compartida y comprensión lectora. Ejes que se abordan en la elaboración de las cápsulas de aprendizaje. “Como equipo hemos, buscado la manera de entregar estos lineamientos y que sean comprensibles tanto para los niños como para los apoderados. Hubo que tomar lo más importante, lo otro se tiene que guardar y pasarlo en el momento que todos estemos preparados. Y se puede, con entrega, creatividad y compromiso se puede”, afirmó.
Focalizados en que la meta de los niños de 1° básico es que aprendan a leer, Denisse Patiño sostuvo que en el colegio Vicuña se han centrado en ello. “Entonces nuestra estructura de trabajo fue partir de lo más básico que son las vocales, luego fuimos con los fonemas que son las letras en sí y tuvimos que dejar un poco relegado las estrategias de la comprensión lectora. Si bien hay formas de trabajarlo, los tiempos con los que contamos son muy acotados”, contó.
Patricia Flores explicó que la priorización hecha desde el Sazié parte por la contención emocional de las familias, para, desde ahí, avanzar hacia el ámbito académico, donde se hacen los esfuerzos para que los estudiantes puedan acceder a los recursos digitales planificados para ellos. Luego, específicamente en 1° básico, “se busca realizar una alianza con los apoderados, haciendo hincapié en la gran importancia de la lectura, señalando las ventajas de este proceso como el fortalecimiento de los vínculos familiares, el desarrollo de la imaginación, la estimulación de la creatividad y la posibilidad de convertir a sus hijos en personas críticas y con opinión. Que sin duda es un aprendizaje transversal que será requerido a lo largo de toda su vida”.
Catherine Aguilar del colegio San Francisco, contó que ellos priorizaron el monitoreo del trabajo de los estudiantes. “Hemos establecido rutinas de trabajo, fortalecido en lectoescritura la enseñanza de la letra, hemos estado trabajando comprensión lectora, estamos haciendo seguimientos y acompañamiento de cada estrategia de aprendizaje que se aplican dentro de las actividades. Se favorece y prioriza el trabajo de la lecto-escritura. Ello facilita que los chicos aprendan más aún y tengan más motivación cada vez que estén en clases de Lenguaje y también hemos priorizado la motivación de los apoderados para seguir ayudándonos a conectarnos con ellos y apoyando a los niños en este proceso de aprendizaje en contexto de pandemia”.