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Acompañamiento que brinda bienestar interior e impacta en la enseñanza

Sábado 05 de Junio de 2021

 

Inspirado en la experiencia vivida en los retiros de Ejercicios Espirituales Ignacianos, el 2015 nació  la idea de crear un espacio de escucha y acompañamiento personalizado en situaciones personales, familiares y laborales para directivos, docentes y asistentes de la educación de nuestra Fundación. Se creó así el Programa de Acompañamiento Espiritual, en un inicio con tres colegios y que para 2019 ya sumaba a los 11 de la Región Metropolitana,el que fue fundado y es liderado por Paz Campusano, asesora de espiritualidad del área de Formación y ex directora del colegio Arzobispo Crescente Errázuriz.

“El colegio Padre Damián de La Unión ha recibido el acompañamiento en determinados momentos a través de personas del área de Formación que hemos viajado al establecimiento”, contó Paz  y explicó que la pandemia retrasó los planes de que el colegio cuente con una asistencia permanente aunque “el equipo de pastoral del colegio ha asumido esta labor en determinadas circunstancias para acompañar a las personas en sus  duelos u otras dificultades puntuales”.

Hoy, el equipo de acompañantes está integrado por docentes de Belén Educa y miembros del Centro de Espiritualidad Ignaciana, formados en el acompañamiento, con quienes se generó una alianza desde el año 2019. Son 10 personas.

El impacto de acompañar

María Paz Cofré, subdirectora del primer ciclo del colegio Cardenal Silva Henríquez, quien ha participado en calidad de “acompañada” desde el año 2018, destacó el positivo impacto de este espacio, ya sea en el ámbito familiar, laboral o personal, donde se entrega la posibilidad de “expresar, contar situaciones personales, experiencias o un sentir. Sé que ahí habrá alguien que me escuchará y que me podrá orientar o guiar a encontrar respuesta a esa situación, preocupación o dolor que me inquieta, y que muchas veces la gente no se atreve a contarlo a alguien cercano, como la familia u amigos”.

Además relevó la importancia del vínculo generado con el acompañante, quien crea un espacio de confianza absoluta y que, como en su caso, si la relación es de larga data, el acompañante “lleva una trayectoria de nuestras vivencias, lo que hace aún más gustoso este encuentro con ella (…). “Si tuviera que asignarle un número a esta experiencia, claramente sería la nota máxima, y obviamente la recomiendo 100%.”, agregó María Paz.

Este testimonio evidencia lo planteado por Paz Campusano, quien indicó que “el impacto del acompañamiento en los docentes es un bienestar y armonía personal que se traduce en una mejor relación con sus alumnos, quiénes recibirán de un educador integrado, mejores clases, obtendrán buenos resultados y, en definitiva, se instalará en el colegio, una cultura escolar sana. Educar es acompañar y para acompañar, necesitamos ser acompañados.”

El desafío de la pandemia

 

Mónica Olmedo, perteneciente al Centro de Espiritualidad Ignaciana, quien participa desde el año 2019 en este programa, acompañando a la comunidad del colegio San Damián, contó cómo con la pandemia se han adaptado y continuado desarrollando su labor de manera remota.

 

En estos tiempos de pandemia, sobre todo el año pasado, siento que fue una experiencia hermosa el hecho de haber realizado varios acompañamientos. Dentro del dolor y la incertidumbre que tenía cada acompañado en el trabajo, con su familia y en su vida personal. Sentí que ellos pudieron tener la instancia de compartir y vaciar de su corazón sus temores y dudas para así tener una mirada más esperanzadora. Sé que todo este periodo ha sido muy complejo y difícil, pero a pesar de aquello hubo un acercamiento a la conversación espiritual”, relató Mónica.

 

Paz Campusano coincide con esta mirada y valoración sobre el acompañamiento en tiempos de crisis sanitaria y añade un elemento clave para las comunidades educativas. “Un educador que es acompañado, puede ir logrando paulatinamente un bienestar interior que implica cambiar su vida y luego, mejorar sus clases, los aprendizajes y los resultados académicos de los estudiantes”, comentó.

Comprometidos con los frutos

Este programa que entre los años 2015 y 2020, ha acompañado a 1226 colaboradores y 138 apoderados, es liderado por el área de Formación a través de los asesores formativos integrales, quiénes motivan en los colegios esta acción formativa y los coordinadores de formación, quienes invitan e inscriben a los colaboradores a participar de la experiencia.

Fernando García, director del área señaló que valora “profundamente el acompañamiento espiritual como una experiencia de crecimiento personal, única, que impacta en cada persona. Cuando las personas enganchan con el acompañamiento espiritual les cambia la vida, porque Jesús nos transforma la vida, y en Belén Educa tenemos la convicción de que la experiencia del encuentro con Jesús nos cambia y abre a la esperanza”. En cuanto a la proyección del programa, destacó la voluntad y compromiso con continuar profundizando esta experiencia. “Para muchos y muchas ha sido una instancia muy relevante y queremos seguir profundizando esta experiencia, porque sabemos que es de gran fruto para los colaboradores de Belén Educa, impactando en la educación de calidad que entregan a los estudiantes”.

 





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