Una buena noticia que nos alegra y enorgullece, nos reportó un estudio realizado por el Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE), el cual arrojó que las niñas y los niños de los niveles de 1° a 6° básico, cerraron la brecha de velocidad y calidad lectora, que había generado la pandemia.
Este importante avance, conseguido tras la aplicación diversos métodos y estrategias educativas, nos plantea que el trabajo realizado durante el 2022, permitió remontar el retraso de dos años que se había generado con los dos años en que los estudiantes debieron estar en clases online, durante la pandemia.
Mónica Luna, directora de Gestión Pedagógica de la fundación, explicó que el 2021 el director e investigador del CIAE, Juan Pablo Valenzuela, hizo un levantamiento de las cortes desde el 2018 hasta esa fecha.
Cuenta que ese primer estudio “nos entregó una noticia demoledora: se comprobaba que los resultados de aprendizajes de nuestros estudiantes tenían un rezago respecto al aprendizaje o el dominio lector y que era de aproximadamente 2 años. Es decir estábamos retrasados y eso es dramático”, dijo Luna.
El aliciente es que “en la evaluación del año 2022 tuvimos esa preciosa noticia que mostraba que nuestras/os estudiantes al finalizar ese año se encontraban en un nivel muy parecido o similar en el que estaban el 2018, pre pandemia”.
Lo anterior nos permite decir: “Cerramos la brecha de pandemia en dominio lector”, destaca Mónica, aunque agrega que por cierto dicho resultado no quiere decir que no haya desafíos.
Lograr repuntar en esta área no fue sencillo, la directora de Gestión Pedagógica cuenta que se adoptaron una serie de decisiones para afianzar y fortalecer el trabajo lecto escritor con una serie de estrategias de mejora, entre las que destacó, tres:
Cuenta que Belén Educa siempre ha tenido “la costumbre de monitorear los aprendizajes y de darle un valor muy importante a la evaluación para la toma de decisiones”.
Detalló que los buenos resultados obtenidos en el monitoreo del 2022, se explican también por diversos factores que son parte del trabajo de la fundación, la cual tiene una tradición de evaluación desde sus inicios y que otorga una relevancia especial a la enseñanza basada en datos”.
“Para mejorar el sistema educativo, en general, y el dominio lector, en particular, se realiza levantamiento de información, al inicio, mitad de semestre y a final del ciclo. Esto permite conocer las brechas de aprendizaje y orientar los esfuerzos pedagógicos para ir mejorando. Este modo de trabajo está incorporado hace 12 años en la fundación”, valoró.
Explica que en estos períodos las variables a considerar son: adquisición de la lectura, velocidad lectora, pues desde el punto de vista cognitivo, en la medida en que la lectura es más fluida, la capacidad comprensiva aumenta. Agrega que la variable de calidad lectora, es la capacidad de acercarnos a una lectura comprensiva, “asociada a la fluidez y a la posibilidad de generar entonaciones. Que mide y respeta las puntuaciones, los énfasis en la lectura y que desde el aula le da a la lectura un contenido que permite que otros que escuchan, puedan apropiarse de ella de manera comprensiva”.
Argumenta respecto del sentido de las evaluaciones. Al inicio del año escolar se realiza una porque “sabemos que en nuestras y nuestros estudiantes se genera, en el período de vacaciones, un rezago de aprendizajes. No permanecen expuestos a lecturas, libros u otros estímulos cognitivos que les permitan estar atentos a un aprendizaje mayor”, explica.
La evaluación de mediados de año “es muy importante porque nos habla de cómo está la niña y el niño, y también, lo que estamos haciendo para afianzar la lectura en nuestras/os estudiantes, está dando resultado”.
A fin de año se realiza una evaluación de fin de ciclo “que nos permite mirar el año y ver cómo, aquello que fue evaluado en el inicio y a mitad de año, ha tenido un progreso y nos permite decir que hay una coherencia desde las metodologías”.
Esta estrategia se realizó incluso en pandemia “con los colegios cerrados y la comunidad educativa viendo cómo sostenía un sistema de modo online. Nunca dejamos de monitorear y evaluar y eso nos permitió saber qué pasó con nuestras y nuestros estudiantes de dominio lector”, rememora Mónica.
La profesional destaca la labor de Carmen Briceño, jefa del área de Lenguaje, de 1° a 6° básico, quien ha tenido que coordinar las estrategias.
“Quiero hacer un reconocimiento y admiración a todas las profesoras de lenguaje, profesoras y profesores diferenciales, psicopedagogos, a todas y todos los profesores de aula que nos han apoyado y quienes son finalmente quienes están acompañando a nuestras y nuestros estudiantes y que son las y los artífices de esta mejora”, valoró.
“Para enseñar lenguaje y que esté conectado con el goce, hay que abrir corazones y lo que nosotros hacemos es abrir corazones para desplegar talentos”, finaliza.
