Mantener una comunicación transparente y empática; escuchar a la comunidad y tener apertura para cambiar; concentrar el esfuerzo docente en motivar a los alumnos y dar un rol protagónico a las redes sociales, han sido algunos de los ejes que han caracterizado el trabajo del colegio San Francisco de Asís desde que inició la contingencia y se suspendieron las clases presenciales.
Karen Araya, directora del colegio ubicado en la comuna de Santiago, cuenta que el primer desafío que se plantearon fue organizar el trabajo de los equipos, los docentes, los horarios de los estudiantes y establecer una vía de comunicación expedita con los apoderados. “Siempre con transparencia y con harta empatía, de conversar lo que está pasando, de reconocer que no es fácil el trabajo remoto, pero que en este escenario todos estamos dando lo mejor: nosotros entregando las herramientas, y ellos apoyando a sus hijos a desarrollar la autonomía”.
Después de la organización de la triada profesores, apoderados y alumnos, previeron que los alumnos accederían a internet preferentemente a través del celular y que aquellos que no tuvieran la posibilidad, recibirían material impreso. La meta era que todos tuvieran comunicación con los docentes.
Junto con ello dieron un marco de trabajo importante: las notas de las actividades a distancia serían todas formativas. “No queremos que haya algo de promedio porque no todos están en las mismas condiciones y no queremos rellenar con un número por llenar. Queremos que ellos se hagan responsables y creo que este es un espacio en que nosotros podemos potenciar la autonomía que tanto nos falta en la educación chilena. Tenemos una oportunidad de desarrollar autonomía, de desarrollar los aprendizajes porque quiero aprender, porque quiero avanzar, no porque voy a tener una calificación”, enfatizó la directora.
Seguimiento de los alumnos
Como equipos estuvieron atentos desde el inicio a realizar una evaluación online para medir el número de alumnos conectados y promover en ellos la autoevaluación. Como resultado obtuvieron que para las familias de prekínder a 3° básico, era más complicado realizar los trabajos, porque la mayoría de los madres y padres no estaban en casa y tenían dificultad para apoyar a sus hijos. “Esto sirvió para hacer las primeras modificaciones en el proceso”, comenta Karen.
El resultado principal de la encuesta fue que el 90% de los estudiantes podía realizar seguimiento del material vía internet y entre ellos el 84% reportaba haber completado la guía del día anterior. Las respuestas bajas fueron de los alumnos más grandes. A partir de ese resultado reforzaron el contacto directo con los alumnos que no estaban respondiendo a las actividades vía celular o whatsapp y activaron las tutorías on line para los alumnos de IV medio.
“Los estamos llamando por teléfono. Ahí nos cuentan que el que no completen los trabajos no es porque no tengan acceso a redes sociales. Los más grandes nos dicen es que me da flojera, es que no me puedo concentrar. Casi todos reportan que les cuesta concentrarse. No están acostumbrados a este sistema. Ni nosotros como adultos tampoco”, reconoce la directora.
Cuenta que en las conversaciones con los estudiantes también ha quedado de evidencia que están acostumbrados al acompañamiento presencial de los profesores y que tienen dificultad para tener horarios y rutinas. “El 80% de los alumnos de IV medio dijo que se levantaba tarde y que eso le dificultaba el trabajo. También contaron que el estar en redes sociales no los dejaba trabajar”, explicó.
Valorar la salud mental
La directora cuenta que si bien han realizado un seguimiento exhaustivo para conocer la participación de los alumnos, junto con ello han transmitido a los alumnos y sus familias “que se tomen las cosas con calma. Hemos sido súper transparentes. Hemos entregado los comunicados a tiempo. Si mandamos un horario y determinado trabajo también les decimos que entendemos que todos avanzan a distintos ritmos. Que el que no pueda avanzar y hacer todo, está bien, que no se preocupen, que no se estresen. La salud mental es importante, el estar con la familia también es importante y yo creo que esa calma ha permitido que se comprometan y que puedan avanzar bastante”.
Abiertos al cambio y a la escucha
Otra clave para ajustar el proceso de enseñanza aprendizaje, ha sido escuchar a la comunidad y estar abiertos a modificar los procesos de acuerdo a las necesidades que van expresando estudiantes, familias y docentes.
“La retroalimentación que vamos recibiendo la vamos aplicando. Por ejemplo, la bitácora la mandábamos diariamente, ahora de prekínder a 3° básico será solo los de viernes a domingo que va a estar abierta para que los papás las puedan realizar. Eso surgió de uno de los comentarios que ellos decían: es que no alcanzo a hacerlas, es que podrían ser este día y dijimos ya, la tomamos y probemos con esto para que ellos se sientan escuchados. Al ser escuchados se van a sentir más comprometidos”.
Redes sociales y motivación
En el colegio San Francisco desde antes del coronavirus ya venían trabajando una campaña en redes sociales con el hashtag #Somosfamilia con el sentido de desarrollar un ambiente de comunidad, cuidado y respeto. El escenario de la contingencia fue una oportunidad para seguir fortaleciendo esta herramienta y ahora combinado con las tareas escolares.
“Una de las cosas que hablábamos con los profesores era de cómo motivamos a los estudiantes, porque mandar que desarrollen la página 5 y 6 del libro no es motivante. Entonces el desafío fue buscar formas de que los chiquillos se entusiasmen y participen. Así nació el rap que hicieron los profesores, las profesoras de matemática y de historia ocupan la app Kajú. Todo eso se publica”, cuenta aludiendo al activo Instagram del colegio.
A los más pequeños se les ha invitado a hacer videos de recetas o completar tareas y luego subir una foto en las redes sociales del colegio. En cada actividad enviada se pide a las familias que compartan sus videos o etiqueten al colegio para darles mayor difusión. Esto ha sido motivante y tantos a los alumnos como a sus familias les gusta interactuar en las redes sociales.
“Estamos implementando hace dos semanas que los profesores jefes envíen un refuerzo positivo a los que cumplieron y al que le faltó un poquito y nombrando al niños. Por ejemplo, “Me encantó que nos preguntarán tal cosa”, “agradezco el esfuerzo de tal persona y a los demás los sigo motivando para que puedan avanzar”. Esto porque no solo tenemos que felicitar al que lo hizo 100%, también tenemos que felicitar al que se esforzó, quizás no llegó al 100, pero se esforzó, le dedicó tiempo, se comunicó con la profesora para decirle: “Profesora tengo un problema, no he podido avanzar”. Ahí hay una preocupación y esa preocupación se tiene que valorar. Entonces el refuerzo positivo está muy latente. Todas estas publicaciones en las redes sociales son un refuerzo positivo porque es un reconocimiento de que hicieron el trabajo”, detalló la directora.