Queridos colaboradores de Fundación Belén Educa:
Cuánto extrañamos las caritas de sueño de unos y las de chicha fresca de otros al ingresar al colegio por el umbral de la mañan; cuándo íbamos a pensar que querríamos escuchar el sonido del timbre y el consiguiente retumbar del tropel por los pasillos al ingresar a clases; qué añoranza sentimos de volver a poner en las manos de Dios esas penas, alegrías y sueños en la oración de la mañana; cuánto daríamos por volver a ver esas manos levantadas y los cachetes inflados esperando el pase para dar respuesta a la pregunta lanzada; y qué decir de los recreos con ese encantador caos de cinco pichangas de fútbol en un mismo lugar o ese comidillo de cotorras que no cansan de reír y reír.
Si, así nos tiene esta pandemia, echando de menos a nuestros chiquillos, por quienes hoy estamos tratando de hacer lo imposible para que no decaigan, para que tengan esperanza y sigan aprendiendo pese a que no estamos ahí junto a ellos para animarlos, corregirlos y felicitarlos.
Queridos directivos, docentes y asistentes de la educación, ¿quién en su sano juicio habría imaginado una situación tan desconcertante como la que estamos viviendo en estos momentos? Pero como en otros tiempos de calamidades especiales se han requerido respuestas excepcionales, también de esta realidad necesitamos dar respuestas fuera de lo común, y hemos sido testigos que así ha sido en cada una de nuestras comunidades.
Con qué cariño, fuerza y creatividad cada uno de ustedes se ha puesto al servicio de las necesidades de nuestros niños, niñas y jóvees, logrando darles palabras de aliento en los momentos en que la pena, el miedo y la angustia amenazan con doblegarlos; con qué heroísmo se han ofrecido para ir a hacer turnos éticos en la entrega de vacunas o para distribuir las bolsas de comida que en muchos casos son la base de la alimentación de esas familias; con qué sorprendente audacia se han aventurado en la enseñanza on line a pesar de no haber tenido mucha experiencia previa, arriesgándose a cometer errores que frente al pizarrón quizá ni ustedes mismos se perdonarían.
Son estos ejemplos los que nos permiten tener viva la llama de Belén, esa que se encendió hace 20 años y que en este contexto vuelve a encenderse con más fuerza que nunca.
Queridos colaboradores, aunque cueste hacernos a la idea: estamos de fiesta. Así, es, son 20 años y los estamos celebrando con nuestro mejor traje de gala, ese que nos ponemos para ocasiones especiales y que muestra lo mejor de lo nuestro; ese que nos hace gritar con júbilo que estamos aquí para cambiar el mundo; ese que nos predispone a luchar para transformar esta sociedad al modo de Jesús, con más fraternidad, solidaridad y justicia.
Hoy es a través de este mailing que queremos extender nuestros brazos virtualmente para abrazarnos cálidamente y que ese calorcito llegue a cada uno de quienes encontramos en Belén Educa sentido a nuestra vocación.
Que Dios a través de su amor providente nos bendiga a todos, nos de ánimo en tiempos de incertidumbre, nos de salud a nosotros y a nuestros familiares, y nos haga ser sus instrumentos para transmitirle su amor a cada uno de los niños de nuestra Fundación. FELICES 20 AÑOS FUNDACIÓN BELÉN EDUCA.
Pedro Larraín Aguirre
Director ejecutivo Fundación Belén Educa