Las cápsulas de aprendizaje son instrumentos que se utilizan para procesos de educación a distancia, cuya elaboración requiere no solo la habilidad para la producción de una pieza audiovisual, que ya es un trabajo arduo y especializado, sino que, además, debe implicar todos los elementos necesarios para entregar un contenido educativo.
En el colegio San Francisco esta tarea fue asumida superando barreras y temores y teniendo como objetivo el impactar positivamente el aprendizaje de los alumnos en este escenario de clases virtuales y emergencia sanitaria. “Los docentes necesitaban recibir herramientas que les permitieran seguir llegando a sus alumnos. Todos querían que sus estudiantes siguieran aprendiendo, que pudieran recibir material que los ayudara y que los apoderados también se sintieran apoyados”, planteó Karen Araya, directora del colegio San Francisco de Asís.
“Cuando comenzamos con las clases remotas, hubo varios apoderados que nos expresaron que no se sentían cómodos con la manera en que se entregaba el material, ya que eran ellos quienes tenían que introducirse en el tema también y luego explicarlo a sus hijos y esto hacerlo coincidir con el teletrabajo, con las actividades de la vida cotidiana y finalmente todo se transformaba en una dificultad más”, contó Karen.
Por este motivo, durante el periodo de vacaciones adelantadas, la directora tomó varios cursos de capacitación para la creación de herramientas audiovisuales, en especial para la producción de cápsulas de aprendizaje. Entonces conoció que estas deben tener una estructura definida y clara, ser concisas para que mantengan en todo momento la atención de los alumnos, guiadas en momentos y en otros deben permitir el desarrollo de una autonomía en los alumnos y, siempre, deben tener claro el objetivo.
Lo que se busca en la grabación de las cápsulas es ser lo más explicativos posibles, de manera que, después de que el estudiante la vea cuente con las herramientas para poder realizar las actividades, por lo que “en algunos casos se requiere una creatividad enorme para encontrar los materiales que nos ayuden y que estén en la casa. No tenemos la posibilidad de ir a comprar o salir a conseguir lo que necesitamos, por lo que necesitábamos prepararnos con lo que teníamos en casa”, explicó la directora.
La logística comenzó con la organización del trabajo. Lo primero fue facilitar el acceso, en especial de los docentes de primer ciclo, a los colegios para recolectar pizarras, material Singapur y todo lo necesario para realizar las cápsulas. A esta fase inicial le siguió el trabajo creativo de reciclar todo lo que pudiera servir para las explicaciones.
La directora fue la primera en capacitarse en la creación de este contenido durante las vacaciones, para luego replicarla a los líderes, quienes fueron los encargados de traspasar ese contenido a sus profesores, motivarlos y alinearlos en esta nueva forma de entregar las materias.
Así se comenzó una sistematización para la elaboración de las cápsulas: que su contenido sirva de introducción a las materias que se desarrollarán y las actividades que se enviarán.
En cuanto a los aspectos técnicos que se debieron considerar destacó: la duración de las cápsulas (entre 5 a 10 minutos); las edades para determinarla (a menor edad menor capacidad de concentración); explicitar en el video los materiales requeridos para la clase y el objetivo del aprendizaje, en este caso, que tenga el Sello Belén, conexión con lo aprendido, modelaje y un cierre claro.
“Esta sistematización nos ha permitido crear una check list que revisamos luego de grabar el video y, antes de mandarlo a revisión, se genera una autoevaluación y un aprendizaje”, explicó sobre esta parte del proceso.
En cuanto a las herramientas técnicas requeridas, “el compromiso de los profesores ha sido inmenso. Para las grabaciones han comprado computadores, ya que los que tenían en sus hogares no daban el ancho, trípodes que les permitieran tener una mayor autonomía y de esta manera sentirse en una clase”, valoró la directora, quien agregó que cuando se han necesitado explicaciones más específicas, se ha trabajado con PPT elaborados especialmente para integrarse de manera óptima a las cápsulas.
Uno de los aprendizajes más grandes de este proceso ha sido lograr replicar, en parte, la sala de clases en estas cápsulas. Cuando se comenzó este trabajo los profesores apuntaban a la perfección “podían llegar a grabar diez veces una cápsula porque se equivocaban en una palabra o se enredaban, cosas que pasan en la sala de clases. Entonces el trabajo que hicieron sus líderes fue que más que la cápsula resulte perfecta, es importante que vuelvan al foco. Me disperso o me enredo, pero retomo”, lo que incluso genera mayor conexión con los alumnos, quienes sienten más cercanos a sus profesores, explicó Karen.
Otra enseñanza fundamental ha sido entender las propias limitaciones, que efectivamente es importante entregar el contenido, pero nunca por sobre el propio bienestar de los docentes. “Se aprendió a ser mucho más orgánico en las cápsulas, lo que permitió que realizarlas fuera mucho más agradable”, contó la directora.
Además, se consiguió fortalecer aún más las retroalimentaciones. Cada líder revisa las cápsulas de sus profesores, no para rehacerlas, sino que marcando lo positivo, lo que se debe mantener y lo que hay considerar para una próxima vez. “Sabemos que la elaboración de los videos toma tiempo, por lo que es muy importante remarcar los cambios para el próximo, comprender que ese profesor tuvo que grabar 10 veces. Es importante que siempre se sientan acompañados y una manera de hacerlo es entregando esta check list”, añadió.
Sin lugar a dudas, otro gran aprendizaje de este proceso de cambio metodológico fue el poner de relieve el espíritu de cuerpo existente entre los profesores, quienes se apoyaron permanentemente. “Todos, de todas las áreas, tienen acompañamiento, tienen ese espacio en que se ayudan entre sí, algo que siempre ha pasado, pero que pudimos seguir fortaleciendo a pesar del trabajo a distancia”, destacó su directora.
Para los profesores mantener el vínculo con los estudiantes y sentir que entregan contenidos y consiguen el aprendizaje es uno de los aspectos más valorados. También la posibilidad de crear contenido guiado y otro con espacios de autonomía, donde los estudiantes puedan investigar, encontrar respuestas y, de no encontrarlas, volver a recurrir a la cápsula entregada, es otra gran satisfacción.
Además, estas cápsulas han sido un aporte no sólo para las clases, sino que también en el área emocional. En las grabaciones se expresa el cariño que tienen los docentes por sus alumnos, les demuestran cuánto los extrañan, que están ahí para ayudarlos y que no están solos. Mensaje que abiertamente se expresa en cada cápsula.
También han apreciado la posibilidad de ser naturales, “muchos cuando comienzan a grabar sus cápsulas tienen interrupciones propias de cualquier casa, puede que se cruce un niño o toquen el timbre, los profesores lo hacen evidente y vuelven al foco de la clase y eso es algo que los acerca mucho más a los estudiantes. Todos estamos en un escenario diferente, en una realidad a la que no estábamos acostumbrados, pero demostrarlo, que se haga evidente, nos refuerza como comunidad”, valoró Karen Ayala respecto al aporte para el cuidado socioemocional de este trabajo.
Cada 15 días se llama a los apoderados y se analiza cómo han visto las jornadas de aprendizaje, cómo valoran las cápsulas. De ahí se ha levantado información sobre la buena recepción no sólo de los alumnos, que se sienten acompañados y mucho más claros respecto a los objetivos donde se quiere que lleguen, sino que también de los apoderados, quienes tienen una real e importante ayuda para que sus hijos puedan seguir estudiando.