Ante el escenario de emergencia sanitaria los encargados de área y docentes de los colegios de Belén Educa, han trabajado en priorizar los objetivos de aprendizaje e Indicadores de Evaluación a partir de las Bases Curriculares ministeriales y las experiencias de todos los colegios de la red FBE. De este modo, se ha buscado asegurar el aprendizaje de los estudiantes, en este período extraordinario de clases remotas en que no se puede enseñar con la regularidad y las condiciones de las clases presenciales.
Mercedes Álvarez, coordinadora de la Unidad de Currículum y Evaluación del área de Gestión Pedagógica e Innovación (GPI) de Belén Educa, contó que “empezamos a trabajar en el diseño de priorización de objetivos de aprendizaje cuando aún no teníamos las orientaciones ministeriales pensando en un escenario remoto, es decir, de aprendizaje a distancia”.
Cada colegio estaba desplegando diversas iniciativas que apuntaban a dar continuidad al proceso educativo, pero entendiendo que no eran condiciones normales de clases. Junto con ello, entonces también se proyectaban para un posible escenario de vuelta a clases, que hace semanas parecía más probable que ahora.
“Para poder priorizar y determinar qué era efectivamente lo fundamental o imprescindible, partimos definiendo dos escenarios. Es necesario entender que la realidad del trabajo en casa es muy distinta a que los niños estén en un contexto de trabajo presencial”, comentó Francisca Camus, directora de GPI, quien explicó que de ello derivó la necesidad de elaborar dos tipos de escenarios curriculares que orientaran el trabajo de los docentes (Presencial y remoto).
Con este propósito, Mercedes Álvarez relata que “nos organizamos analizando los referentes curriculares del Mineduc, con una estrategia de trabajo colaborativo entre las asignaturas que conforman las redes de la Belén Educa”. Dicho trabajo fue liderado por los Encargados de Área de los diferentes colegios y coordinado por GPI de Casa Central. El abordar esta tarea a nivel de red, facilitó conocer y recoger la experiencia de cada colegio.
Como primer paso comenzaron por una priorización o selección de objetivos de aprendizaje para el escenario presencial. Ante la incertidumbre que generaba el desconocimiento de los plazos para regresar al aula, se optó por definir un posible periodo de seis meses de trabajo presencial con los estudiantes. Considerando este tiempo, se definieron dos criterios para realizar esta primera selección.
El primero de estos criterios fue la progresión curricular, es decir, se contemplaron todos aquellos objetivos de aprendizaje que tiene una mayor incidencia en otros objetivos que serán trabajados con posterioridad. Francisca lo explicó de la siguiente manera, “no es un objetivo de aprendizaje accesorio, sino que es fundamental porque se vincula con otro contenido u otra habilidad que vas a trabajar más adelante, por lo tanto, hay que considerarlo”. El segundo criterio que se usó fue el de la integralidad, noción que implica que el objetivo de aprendizaje seleccionado pueda abarcar otro, ya sea de esa misma asignatura o que se trabaje con y desde otras disciplinas.
Una vez realizada la priorización para el escenario presencial, las redes de Encargados de Área participantes de este proceso se plantearon cuáles de todos estos objetivos de aprendizaje se podrían trabajar desde el hogar, considerando para ello los criterios de autenticidad y baja mediación de los profesores.
En este caso, el criterio de autenticidad refiere a que el objetivo de aprendizaje, contenido o habilidad “puede ser trabajado fácilmente en la casa. Por ejemplo, si en 5° básico, en Ciencias Naturales se estudia el aparato digestivo es un tema posible de vincular con la hora de almuerzo o de comida”, explicó la directora de GPI.
En cuanto al criterio de baja mediación docente, Francisca aclaró que esto implica que el objetivo de aprendizaje sea lo suficientemente concreto, de manera que tenga posibilidad de trabajarse de manera más autónoma. Lo contrario a esto es por ejemplo “la raíz cuadrada o transformaciones isométricas que son contenidos muy abstractos que necesitarían de la mediación de un docente”, graficó. Con estas consideraciones resueltas, se procedió a realizar una subselección para crear un escenario de trabajo remoto.
Francisca agregó que el trabajo no se detuvo ahí, sino que a esta priorización se sumó la selección de Indicadores de Evaluación, unidad más pequeña que detalla el desempeño que se espera que el estudiante logre y que, además, orienta las planificaciones de los docentes.
“Entonces, tenemos dos escenarios: uno que permite al profesor decir si mis estudiantes están en un contexto de clases presenciales, tengo todos estos objetivos de aprendizaje que puedo trabajar; pero si se entra en cuarentena o por distintos motivos el trabajo es remoto, tengo esta pequeña selección para trabajar”, sintetizó.
Este trabajo abarcó prácticamente todos los niveles y asignaturas y, dado el contexto, consideró a Tecnología como una materia transversal. Así, la propuesta elaborada por los EA de todos los colegios de Belén es una selección de las directrices entregadas por el Mineduc, que proporciona a los profesores un marco de referencia para orientar su trabajo y tomar las decisiones curriculares de acuerdo con sus contextos.
“Básicamente permite ordenarnos y orientarnos respecto a cómo organizar la gestión curricular, ¿qué enseñar?. De esta manera garantizar el acceso que deben tener nuestros estudiantes a un conjunto de situaciones de enseñanza y aprendizaje que están tras los objetivos de aprendizajes que son esenciales e imprescindibles. Ello considerando lo variada y flexible que pueda ser su implementación en cada uno de los colegios. Con este referente, el rol que tienen los colegios y los docentes respecto a la gestión pedagógica: el ¿cómo enseñar?, es fundamental. Frente a este desafío es necesario diseñar y ajustar, de acuerdo con las nuevas necesidades, el plan de estudio y los modos de enseñanza. Tal como ha establecido el Mineduc la priorización curricular es una guía que define cuáles son las expectativas mínimas de aprendizaje que las escuelas podrán, de acuerdo con sus posibilidades, ajustar a sus diversos contextos”, explicó Mercedes.
Esto es de gran importancia debido a que la priorización de Objetivos de Aprendizaje encuentra a los colegios en diferentes estadios. Mientras algunos aún están reforzando contenidos y requieren de una vinculación con esta propuesta, otros colegios han conseguido adelantar trabajo en esta modalidad a distancia y la priorización podría resultar muy acotada.
De ahí la relevancia de la discrecionalidad en su aplicación, pues explicó Francisca que “tener este referente común alineado con la mirada ministerial y ajustado a la realidad de cada colegio, para tomar las decisiones más pertinentes para asegurar el mejor aprendizaje para los estudiantes”, adquiere gran valor si se considera que existen colegios que han tenido una mejor respuesta por parte de sus estudiantes, en términos de acceso a la tecnología e internet, mientras que para otros ha sido más difícil contar con los medios para las clases virtuales y, por lo tanto, el proceso de aprendizaje puede ser más pausado.
“Creíamos que era importante entregar una carta de navegación que le diera cierto apoyo a los profesores, pero que también tuvieran la libertad de tomar decisiones, de manera que pudieran concentrarse en el desarrollo de las habilidades y en el bienestar socioemocional de los estudiantes, ya que, si bien los aprendizajes son importantes, lo más importante hoy es cuidar la salud mental de todos: estudiantes y profesores”, declaró.
Francisca aclara que, si bien la implementación curricular entregada por el Mineduc considera un periodo bianual para ir avanzando gradualmente hacia el currículum vigente en la medida que el escenario lo permita, el trabajo de Belén consideró el año 2020 hasta el cierre del año lectivo para, una vez que se tenga claridad sobre el regreso a clases presenciales, volver a revisar la propuesta bianual presentada por el Mineduc.