Octubre de 2019 marcó el inició de numerosas manifestaciones que, entre otras consecuencias, obligaron a algunos establecimientos a cerrar de manera adelantada el año escolar, lo que implicó que los estudiantes que egresaban de IV medio vieran alteradas sus actividades tradicionales de fin de año.  Sumado a esto, el Consejo de Rectores y el Demre, modificaron en dos oportunidades la fecha de rendición de la PSU y, además, en el momento de su aplicación, en algunos locales hubo protestas que  alteraron el ambiente del examen o,  derechamente, impidieron rendirlo. Esto significó el retraso del proceso de admisión y matrícula a la educación superior, retrasando el ingreso a clases de los estudiantes que finalmente, debido a la pandemia, se realizó solo en modalidad online.

Esta serie de acontecimientos han marcado de manera especial a la generación 2019, que a la ansiedad e incertidumbre normales que provoca vivir este período de transición a la educación superior, esta vez se vio aún más dificultado por la vulneración de la tranquilidad y seguridad necesarias para rendir las pruebas.

Las consecuencias de estas condiciones adversas, eran esperables y a nivel nacional la baja de los puntajes fue considerable: hubo un 51,6% menos de puntajes nacionales. Sin embargo, a nivel fundacional mientras el puntaje promedio de la prueba de Matemática cayó 16 puntos, Lenguaje registró un alza de 2 puntos con respecto al año anterior.

Estos resultados tienen correspondencia con la continuidad de estudios fundacional, concepto que se define como el acceso inmediato de alumnos egresados a una institución de educación superior, que cuente con un programa académico de al menos dos años y medio de formación técnico profesional o universitario.

Pilar Arellano, encargada de Continuidad de Estudios de la Fundación y Carmen Cisternas, directora del área, se mostraron muy satisfechas por los resultados alcanzados.

“Una de nuestras metas y compromisos es poder entregar todas las herramientas para que los estudiantes puedan entrar a la educación superior, que esto sea una realidad para ellos, que forme parte de su plan de vida. Aquí se produce una mirada y un trabajo en conjunto de todos los equipos y las familias para conseguir que la educación superior no sea un sueño, sino una meta”, señaló Carmen.

• La continuidad de estudios en cifras

Los egresados de cuarto medio de colegios Belén el año 2019 fueron 897 estudiantes, de ellos, se reportan 612 matriculados en Educación Superior para el periodo 2020, lo que corresponde a un 68% de continuidad de estudios a nivel fundacional. Gran logro ya que, aunque esta cifra disminuyó dos puntos porcentuales respecto a los resultados del año anterior, esta generación de egresados pudo sobreponerse y superar las dificultades derivadas del contexto sociopolítico nacional, alcanzando un porcentaje importante de ingreso a la educación superior, lo que ubica a los colegios de la red muy por encima del promedio nacional (50% para el comparativo nacional cohorte 2017).

Pilar comentó que pensaron que “dado al contexto social que vivenciaron los estudiantes, sumado a la actual emergencia sanitaria, las cifras podrían haber bajado significativamente y eso no sucedió. Esto refleja el trabajo que realiza cada colegio, que en algunos casos incluso mejoraron sus cifras de continuidad; el compromiso y dedicación de toda la comunidad educativa, pero principalmente del encargado de continuidad de estudios de cada colegio. Hacemos un reconocimiento a su labor, lo que se refleja en nuestro  orgullo y gratitud por esta gran cifra que, por supuesto, es más que un número, son historias de vida”.

De los 612 estudiantes (68% que accedió inmediatamente a la educación superior), 456 corresponden a alumnos de Especialidades Técnicas, lo que equivale a un 68% de continuidad de estudios, mientras que  156 egresaron de programas Científico Humanista, equivalente a un 69% de continuidad. Representando una diferencia de solo un punto porcentual entre la enseñanza TP y la CH. 

Del grupo de estudiantes de la Fundación que accedió a la educación superior el año 2020, 50% optó por ingresar a la uiversidad, siguiendo la tendencia nacional. Un 38% se matriculó en institutos profesionales y un 12% en centros de formación técnica.

Otro antecedente que se debe considerar es que la meta de los estudiantes de los colegios de la red, en el sentido de poder continuar su formación a nivel superior, hoy se ve apalancada por una serie de beneficios estudiantiles que favorecen su acceso y permanencia. El 67% de los estudiantes egresados el 2019 se acogió a la gratuidad, un 10% fue beneficiario de algún tipo de beca y un 2% accedió al crédito para asegurar su continuidad.

Del grupo que aparece sin beneficios, algunos se encuentran en etapa de apelación. “Los colegios han hecho un excelente trabajo asesorando sobre estos beneficios, así como también los equipos de continuidad de estudios informan sobre los programas de tutorías, charlas magistrales y becas de preuniversitario que los orientan y preparan para enfrentar esta nueva etapa”, comentó Carmen.

Sin embargo, pese a estas excelentes cifras, “tenemos un 32% que optó por no continuar estudiando, decisión tomada en octubre cuando resolvieron no rendir la PSU debido a no contar con las condiciones óptimas para su aplicación, muchos de los jefes de hogar, padres y madres, perdieron su fuente laboral, por lo tanto estudiar para algunos chiquillos no era opción, tenían que trabajar. Muchos veían que la crisis social, antes de siquiera imaginar la pandemia, acarrearía paros y suspensiones de clases, por lo que pensaron posponer su ingreso a la educación superior. Fue una decisión, reflexionada y adaptada a su contexto”, comentó Pilar.

• Los desafíos futuros

Uno de los desafíos más importantes es conseguir la permanencia en el sistema de estos estudiantes que ingresaron a la educación superior, debido a que han tenido que vivenciar experiencias de aprendizaje completamente diferentes: clases online, nuevas metodologías, impedidos de conocer presencialmente a sus compañeros y generar vínculos.

A muchos de estos estudiantes, además se les suman dificultades  de  acceso a equipos e internet y/o viven en espacios pequeños, donde el distanciamiento físico es difícil. “Si nosotros no abordamos estos factores de riesgo, evidentemente pueden afectar en la motivación del estudiante, en su integración,  en su desempeño académico, en su autoestima. Se pueden sentir frustrados y fracasados, lo que finalmente, puede desencadenar en una posible deserción”, alertó Pilar.

“También otro gran desafío es replantearnos la manera que se trabajará con el actual cuarto medio, debemos identificar las estrategias más apalancadoras para lograr su continuidad de estudios el próximo 2021”, añadió.

Sobre este punto Carmen Cisternas, añadió que a lo que se aspira es a “conseguir que los estudiantes vean que son capaces de cumplir sus metas a pesar de los obstáculos. Trabajamos para que ellos tengan una mirada de futuro, que vean en la educación el instrumento para mejorar su vida. Para ello, buscamos que siempre haya un gran estímulo, que tengan en su entorno personas que les digan constantemente yo creo en ti”.