Todos los alumnos han enfrentado escenarios difíciles durante la pandemia, pero para algunos cursos este contexto ha impuesto adaptaciones más exigentes. Uno de ellos son los pequeños estudiantes de Pre Kínder que han debido iniciar su etapa escolar en modo virtual.
El equipo de Programa de Integración Escolar del colegio San Alberto Hurtado, ha abordado este desafío como parte del acompañamiento que realizan a los 191 estudiantes que tienen Necesidades Educativas Especiales Transitorias (NEET) y a los 53 con Necesidades Educativas Especiales Permanentes (NEEP).
“El mayor desafío ha sido trabajar con niños que se vienen incorporando al sistema escolar y con los cuales, lamentablemente, no se alcanzó a establecer un vínculo”, comentó la educadora diferencial Daniela Pizarro.
Explica que son 11 los alumnos de Pre Kínder que pertenecen al programa PIE y que, al igual que sus compañeros, ingresaron al colegio con clases remotas, las que han podido realizar, gracias al programa adecuado a sus necesidades educativas.
Explica que una dificultad específica de las clases remotas, es que se haya debilitado el lazo entre apoderados y estudiantes con las especialistas que conforman el equipo de Integración, lo que ha constituido un reto al momento de comenzar a trabajar con los niños y niñas con NEE.
Las profesionales del PIE (fonoaudióloga, psicóloga y educadora diferencial) han conseguido que gran parte de sus estudiantes estén participando de las clases remotas. Así lo confirma el testimonio de la mamá de Santiago, alumno NEEP de pre kínder: “En relación a las actividades del colegio, todos los días tenemos ratos en que nos dedicamos al tema pedagógico, aunque sabemos que no es lo mismo que estar en el colegio con otros niños, pero, con ánimo y ganas. Santiago ha desarrollado la capacidad de realizar las actividades”. Para organizar este trabajo, el equipo se reúne semanalmente por videollamadas para planificar, distribuir roles, preparar materiales y comunicar la situación de cada estudiante, qué dificultades han presentado y cómo han evolucionado.
“El trabajo que se ha podido realizar con nuestras familias, el compromiso, las ganas y el vínculo ha sido fundamental para poder avanzar en este contexto, no solo a nivel pedagógico, sino también a nivel socioemocional. Estamos súper conectados y yo creo que esa es una de las cosas más importantes para nosotras”, aseguró la educadora.
Esta valoración, es compartida por la mamá de Santiago, quien agradeció “el apoyo que hemos tenido del equipo de la educadora, fonoaudióloga, psicóloga y también del colegio. Su preocupación permanente no solo por el aprendizaje, sino que también por nuestra salud mental, nos ha ayudado a evitar el estrés y la angustia, como nos pasa a muchos papás de niños diferentes, cuando tenemos la sensación de que no avanzan. Los quiero mucho y agradezco la oportunidad y el espacio, porque uno siempre se enfrenta a situaciones distintas y para nosotros, en mi caso como mamá de un niño con Síndrome de Down, todo es más difícil, pero eso no significa bajar los brazos y, con la ayuda de los profesionales, vamos a estar siempre pendientes de lo que Santiago necesite”.
El trabajo remoto iniciado por el equipo de profesionales de Integración del colegio ha logrado hacer seguimiento semanal al 68% de los estudiantes NEET y 94% de los NEEP de los 244 alumnos del programa del colegio San Alberto Hurtado. Este es un valioso registro, especialmente si se considera que con ello se consigue que durante este periodo excepcional “no aumente la brecha que estos estudiantes ya tienen por el hecho de contar con un diagnóstico”, explicó la coordinadora de PIE Nicole Piña.
La gran dificultad del trabajo remoto con estudiantes PIE ha sido la pérdida de la cotidianeidad. Alumnos, equipo PIE, profesor de aula y familia ya no comparten el mismo espacio físico, lo que genera que cualquier estrategia que sea implementada tendrá una evaluación más lenta.
“Cuando estamos en el colegio realizamos alguna acción, evaluamos al niño e inmediatamente tomamos remediales con respecto a las estrategias que utilizamos. El trabajo remoto no nos permite eso, estamos sujetos a varios factores”, explicó Nicole.
En los colegios, los equipos cuentan con el material, los especialistas e instrumentos que permiten un aprendizaje más didáctico para los estudiantes. A esto se suma que muchas familias no cuentan con las herramientas para llevar a cabo este proceso: acceso a internet, manejo de correos electrónicos y uso de ciertas tecnologías; mientras otras están pasando por problemas económicos y emocionales importantes, “nuestro trabajo ha sido acompañar y motivar a los apoderados, conteniéndolos a ellos primero, para poder guiar el aprendizaje y hacerles entender que no necesitamos solo el tema académico, sino que también es importante el desarrollo de habilidades cotidianas que los niños pueden empezar a trabajar en su casa, como cocinar y compartir tareas domésticas con la familia acordes a la edad del estudiantes. Hemos tratado de transformar este proceso en una oportunidad para que las familias se involucren, lo que nos permite construir un vínculo y lograr el aprendizaje de nuestros niños”, añadió la coordinadora.
El trabajo realizado por las familias ha sido primordial, son ellas las que están con los estudiantes y de las que depende cómo llegar a ellos y los aprendizajes que logren, por esto, es imprescindible conseguir su motivación para que pese a las situaciones económicas, laborales y/o emocionales complicadas que pueden estar pasando y a la falta de herramientas para enfrentar los problemas de aprendizaje de sus hijos, continúen acompañando, ordenando y orientando el trabajo de sus niños, niñas y jóvenes. De ahí que el contacto directo, apoyo, contención y motivación de los equipos PIE resulta clave para que las familias no cejen en este esfuerzo.
Para Nicole Piña, ellas están relacionadas con el trabajo transversal realizado por las fonoaudiólogas, educadora diferencial y psicóloga, con el objetivo de desarrollar actividades que involucren a la familia.
“Hemos tratado que los niños y las familias salgan de este paradigma de que solo se aprende con el cuaderno y un lápiz, sino que también con otras actividades, como fabricar objetos o ayudar en las tareas domésticas que involucran muchas habilidades cognitivas que no están explicitadas y que les permiten desarrollar la capacidad de planificar, la creatividad, la motricidad y eso también es un aprendizaje. Son cosas que las familias tienen a mano, son provechosas y no implican mayor gasto”, sostuvo.
Por otro lado, la flexibilidad para responder a los padres, incluso fuera del horario laboral, el acompañarlos desde la emocionalidad entregándoles un espacio para compartir las diversas necesidades que esta situación puede provocar, ha propiciado que la familia se involucre y responda a lo que se les solicita.
El equipo PIE creó un Instagram en el que comparten material y publican desafíos para sus alumnos, pero cada educador, de acuerdo con el conocimiento que tiene de sus estudiantes y de la relación entablada con la familia, determina las estrategias más adecuadas para favorecer el aprendizaje.
Sin embargo, existen espacios de encuentro y reflexión determinados para el trabajo de los equipos:
Nicole Piña relató que “no estábamos preparados para un trabajo así, pero en la medida que han transcurrido los días hemos ido mejorando y aprendiendo cómo optimizar el seguimiento y lograr mayor motivación y adhesión de las familias. Creo que el PIE del colegio San Alberto Hurtado logró transformar esto en una oportunidad de innovación y trabajo colaborativo entre los profesionales del equipo con los profesores de aula y las familias. Eso ha repercutido en el aprendizaje de nuestros estudiantes PIE. Agradezco al equipo su profesionalismo, compromiso, disposición, flexibilidad y el querer hacer las cosas bien. Retos seguirán apareciendo, pero vamos bien encaminados”.