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El "tío Mauri", 25 años siendo el primero en entrar al Sazié

Miércoles 19 de Agosto de 2020

 

Hace 25 años Mauricio Moya comenzó a trabajar en el colegio Lorenzo Sazié y, desde entonces, cada día ha sido el primero en llegar y abrir las puertas a todos los miembros de la comunidad escolar, respondiendo con responsabilidad y compromiso las tareas encomendadas; pero también, con mucho cariño.

Desde un comienzo este trabajo se transformó en un espacio especial para él, la comunidad del Sazié en parte de su familia y la misión Belén en la propia: “que los niños estudien, que estén bien, que puedan ser profesionales y tener oportunidades”. Y así ha sido con las generaciones de estudiantes a los que acogió como niños muchas mañanas y que hoy reencuentra convertidos en adultos. Para ellos, así como para los profesores, asistentes y padres el “tío Mauri” es una persona querida, esa persona de confianza a la cual acudir porque con seguridad, él estará disponible siempre que haga falta.

Hoy, mientras estamos separados físicamente por la pandemia, cuida celosamente y mantiene todo funcionando en las dependencias del colegio para cuando las condiciones sanitarias lo permitan, poder volver a recibir el cariño, juegos, risas y sueños de sus queridos estudiantes.

“Mi padre siempre me enseñó que cuando uno asume una responsabilidad tiene que hacerlo con mucho compromiso y así ha sido mi trabajo en el colegio, pero junto con la responsabilidad hay un cariño muy grande. Somos parte de algo muy importante, todos queremos que los niños estudien, que estén bien, que puedan ser profesionales y tener oportunidades. Aportar a esa misión es un lazo bien fuerte”, comenta.

¿Cómo es la relación con los alumnos y apoderados?
En 25 años he visto pasar muchas generaciones de alumnos. Muchas veces me pasa que ex alumnos me saludan en la calle y me cuesta reconocerlos, porque son muchas caras, pero son tan cariñosos conmigo que me acuerdo al tiro quien es. Es emocionante, porque los conocí como niños y ahora verlos adultos, ya grandes, estudiando, es muy significativo. Y, más aún, que mantengan el cariño.

Siempre me he sentido muy querido por los apoderados. Cuando van a dejar a los niños me saludan con mucho cariño, se toman un tiempo para saber cómo estoy y cómo me siento. También muchos me han sorprendido con regalos de agradecimiento. Ellos saben que en el colegio sus hijos están seguros, cuidados y que siempre pueden contar conmigo.

Yo soy el encargado de abrir el colegio, soy quien llega de los primeros a abrir las puertas, por lo que siempre estoy en la entrada cuando los niños van llegando. Todos siempre me saludan con mucho cariño, en el caso de los más grandes, tenemos saludos especiales, saludos que tienen los jóvenes. Algunos pueden venir con sueño o enojados, pero siempre tienen el tiempo y el cariño para saludarme.

Muchos de los niños que son más desordenados me buscan en los recreos para conversar conmigo y logro entenderlos. Aquí he ido aplicando pura psicología. Converso con ellos, tocamos diferentes temas, confían mucho y sienten que los entiendo. Así, me van contando por qué se portan mal o por qué han hecho alguna maldad. Los estudiantes saben que tienen un espacio donde los escucharé en todo momento.
 

¿Cuáles son los recuerdos más significativos que tiene del colegio?
Mi único hijo estudió en el colegio Lorenzo Sazié. Entró en 4° básico y salió en IV medio. Llegaba todos los días conmigo, temprano. Al igual que yo nunca faltó a clases, es algo que yo tampoco he hecho nunca en el colegio, voy siempre porque esa es mi responsabilidad.

Para mí fue un momento muy bonito y emocionante cuando mi hijo se graduó. Siempre he estado presente en las graduaciones y es un momento muy bonito, pero este fue muy especial. Mi hijo se ganó una beca en el colegio y ahora sigue estudiando y eso para un padre es muy especial.
 

¿Cómo ha sido ver el colegio sin alumnos este último tiempo?
Ver el colegio sin alumnos es muy extraño. Se echan de menos, falta la vida, queremos que regresen. Todos tenemos ganas de volver, de ver a los estudiantes, pero lo queremos hacer cuando estemos seguros de que nadie corre peligro, cuando las medidas de seguridad lo permitan.
Mientras tanto, queremos que no se desanimen, esto va a pasar y por eso es necesario que sigan estudiando.

Por el momento voy dos veces a la semana al colegio y mantengo todo funcionando para cuando podamos volver a abrir... Yo los voy a estar esperando.





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