El colegio Cardenal Raúl Silva Henríquez organizó el seminario “Familia y pandemia: abordaje de dificultades socioemocionales” donde congregó a sus apoderados para reflexionar sobre los malestares surgidos en este tiempo y que afectan las relaciones familiares. El objetivo de la actividad realizada el pasado viernes, fue “seguir conectados como familia silvana”, como dijo Viviana Núñez, su directora, acompañarlos y, a través de una reflexión guiada por Christopher Tapia, psicólogo clínico con vasta experiencia en trabajo escolar e intervención de familias, encontrar herramientas que cada apoderado pudiese recoger para desarrollar caminos de solución.
La pandemia ha introducido nuevas necesidades, problemas y desproporciones en las relaciones familiares a consecuencia del cansancio, estrés, complicaciones laborales o exigencias del teletrabajo, de las clases remotas e incluso otras más difíciles y duras, como la enfermedad o muerte. Para abordar cada una de estas necesidades, la primera dificultad radica en que no existen recetas ni consejos aplicables en serie, por lo que el especialista planteó una exposición en la que, al compartir experiencias de familias y estudiantes con los que ha trabajado, los apoderados del colegio Silva pudieran tomar ideas y recursos que les facilitaran la construcción de su propia vía de solución.
Ello, ya que como planteó Christopher Torres, la familia es fundamental en la construcción psíquica de un niño, siendo clave en este proceso lo que trasmite: cultura, hábitos, modos de crianza, pensamientos. Y así como transmite estas nociones, también lo hace con las soluciones, al aportar recursos para que sus integrantes puedan lidiar con las dificultades socioemocionales. En estas soluciones, es el sujeto el que toma elementos y desarrolla estrategias que puedan ayudarlo a abordar el problema que origina su malestar.
Para explicar esta idea y hacer palpable que existen mecanismos que podemos desarrollar de manera personal y en el seno de la familia para elaborar soluciones, el psicólogo expuso casos en los que intervino profesionalmente que mostraban situaciones como: la alteración de los roles dentro de la familia, manejo de crisis de pareja, el espacio e información expuesta al niño, procesos de escolarización, entre otros. Con estos relatos Christopher explicó cómo con el acompañamiento cada persona va descubriendo qué elementos tiene a su disposición, qué modificaciones debe introducir en ciertas dinámicas y cómo ello permite re equilibrar roles y relaciones dentro de las familias.
Estos ejemplos introdujeron tranquilidad ya que, pese a que las familias son únicas y sus soluciones a las crisis también lo son, los apoderados pudieron constatar que los problemas los experimentan todas, con algunos rasgos similares, que no existen familias ideales y que las dificultades derivadas de este encuentro con la pandemia y el encierro no son excepcionales, que todas las experimentan, y que el origen de ellas es similar. Por ejemplo, las que nacen de la necesidad de compartir tareas, de delegar cuidados, de llevar la escuela a casa, del duelo de niños no solo pro pérdidas familiares, también por la pérdida de la escuela como espacio físico y de relaciones en donde tiene vínculos fuertes y significativas, del encierro, entre otros.
Este apasionante y tan atingente tema es imposible abordarlo en una sesión, sin embargo, el llamado del especialista fue a dar los espacios para que cada persona hable, en su discurso tiene elementos para solucionar el malestar socioemocional.
En relación con los niños, planteó que es necesario escucharlos, permitirles que planteen sus dudas, ellos también generan soluciones, y reconocer que en este tiempo han tenido una pérdida: el colegio, que es fundamental para su desarrollo personal, por lo que es clave no perder el lazo con la institución educativa.
Al ser consultado sobre cómo saber cuándo las soluciones ya no están en uno y recurrir a un profesional, Christopher Torres indicó que “cuando estas no muestran resultados y se vuelve insoportable lidiar con ellas”.
Al cerrar la actividad, Viviana Núñez agradeció a los padres, madres y familias. “Lo que podamos hacer por nuestros hijos a ellos no se les olvidará nunca”, afirmó y señaló que, aunque acompañar a los hijos en este tiempo de pandemia es una tarea difícil, también ha sido un espacio que permite “mirar y recopilar todo lo bueno y disfrutar de un tiempo juntos que, tal vez, antes no habíamos podido tener”. Agregó que se siente orgullosa de la comunidad silvana, que ha cuidado a sus hijos, ha abierto sus casas, ha entregado todo por ellos e hizo el llamado a “seguir conectados como familia Silvana”.