“Lo que me marcó de los trabajos entregados fue la creatividad con que los estudiantes dieron vida a sus cortometrajes y la calidad con que pusieron en práctica lo que vimos y vivimos en el taller. Sus cortos fueron graciosos, cómicos e incluso, dieron una mirada crítica hacia lo que implica ser estudiantes de clases online. Sinceramente, no podríamos sentirnos más orgullosos y creo que esto abre una puerta a futuros directores nacidos en Belén Educa”, con esa alegría y convicción Marcela Ellis, profesora de Lenguaje del colegio Cardenal José María Caro y encargada del taller para 7° básico “Creando mi cortometraje”, se refirió a los resultados obtenidos por los miembros del taller luego de un arduo trabajo de análisis, preparación y producción.
La idea, que surge junto a la profesora Ashley Aránguiz, aparece en medio de la cuarentena y se transformó en una gran oportunidad para crear nuevas metodologías de aprendizaje en las cuáles los estudiantes se sientan motivados y desafiados a nuevos retos.
La encargada del área destaca que los resultados obtenidos se deben al trabajo en equipo que realizó el área de Lenguaje. Ambas docentes se adecuaron a los escenarios de la cuarentena, así como a los proyectos que se estaban realizando en otras asignaturas.
Las docentes comentarion que la idea de trabajar con cortometrajes y proponer como proyecto final la creación de uno, pudo concretarse gracias a que el taller trabajó organizado en sesiones y con tiempos que permitieron poner en práctica los conceptos técnicos aprendidos y los análisis de obras realizados, lo que fue familiarizando a los estudiantes con este formato. Si a esto se suma la motivación de los estudiantes, el resultado son piezas de calidad inesperadas en las que los alumnos plasmaron sus historias libremente.
Sin embargo, como todo proceso y osada incursión, se presentaron algunas dificultades que pudieron ser salvadas pero que vale la pena atender, ya que permitirá considerarlas al planificar nuevos proyectos. Estas pueden resumirse en:
En este nivel algunos estudiantes carecen del hábito de agendar y ordenar las actividades para responder a los requerimientos de todas las asignaturas. Pese a ello, gracias al gusto por la aprendido y la motivación permanente, fueron capaces de abocarse a ello. Pero, en este punto, aparecieron los escollos propios del trabajo técnico.
En esta área, la principal dificultad fue la edición, “puesto que tuvieron que volver a grabar y discriminar entre todo su material, para posteriormente repensar sus historias y lograr materializar lo que había en sus cabezas”, explicó la profesora de Lenguaje respecto a esta etapa del proceso de producción.
Para Marcela Ellis y Ashley Aránguiz, el principal aprendizaje fue descubrir “cuánto talento tenemos sin darnos cuenta, cuánta creatividad existe en nuestros estudiantes y cómo muchas veces estos no se trabajan solo por desconocimiento”. Agregó que incluso los propios alumnos y alumnas no conocen su gran potencial. “Sin embargo, en este contexto aparecemos nosotros, los profesores, quienes aportamos con las herramientas que luego ellos utilizan para dar origen a obras magníficas, crear arte”, dijo valorando los aportes que estas actividades traen, más allá de la enseñanza de una técnica o arte, para el pleno y próspero desarrollo de las capacidades de las y los estudiantes.