De manera virtual los estudiantes de 5° básico del colegio Silva pudieron realizar el tradicional campamento con el cual dejan atrás esa etapa en la que eran los pequeños del colegio y comienzan a forjar su camino hacia la autonomía, acompañados por su familia y colegio.
Este año la pandemia impidió la realización física del campamento, pero se transformó en una oportunidad para mostrar que con convicción, fortaleza y compromiso se puede conseguir lo que se sueña. Así lo experimentaron los estudiantes, profesores, el equipo directivo y las familias, que realizaron la primera versión virtual del campamento de los 5°.
Fabiola Lobos, subdirectora del II ciclo del colegio, contó que pese a las dificultades, siempre se tuvo la convicción de que esta actividad no se cancelaría, solo se pospondría, tanto por la importancia del hito, como por el convencimiento de que en un año como el que vivimos esta sería una inyección de energía para estudiantes y familias. Además, destacó el compromiso de los equipos docentes que, con dedicación, creatividad y esfuerzo colaboraron con la planificación; ejecución de tareas previas para informar; acciones para asegurar la conectividad de todos los estudiantes y realizar actividades que mantuviesen motivados a alumnos y familias.
Fabiola Vargas, encargada de Formación del II ciclo, compartió la valoración de la subdirectora y relató el paso a paso de la planificación y ejecución que aseguraron, tanto la adhesión, como el éxito de la actividad.
Si bien el campamento lleva casi dos décadas realizándose, lo que implica que existen pautas claras, definidas y probadas, esta vez se requería conseguir que, pese a no salir de casa y a utilizar las plataformas que durante todo el año los niños y niñas han usado para sus clases, este fuera un hito de aprendizaje cognitivo, social y emocional que marcara un antes y un después en la vida escolar de los alumnos.
Para ello, se llevaron a cabo las siguientes actividades previas:
1.- Entrega de “lápices pasta”. Los padres concurrieron al colegio, y a los que no pudieron se llevó hasta sus casas, para recoger el “lápiz pasta” de manos de los profesores. Este lápiz se entrega luego a los niños y simboliza el cambio de ciclo y el inicio de una etapa de mayor autonomía y responsabilidad. Con esta analogía Fabiola Vargas explicó la idea: “El lápiz mina se borra, en cambio, lo que hagan con el lápiz pasta debe ser más reflexivo y responsable, lo que escriban con él dejará una marca”.
2.- Encuentro de padres. Una semana antes del campamento se desarrolló esta reunión en la que compartieron buenas prácticas y dificultades en el fomento de la autonomía.
3.- Semana de desafíos. Para mantener la motivación, desde Formación retaron a los estudiantes a realizar desafíos también enfocados a reforzar el sentido de responsabilidad y autonomía: elaboración de letreros, lavado de loza, cocinar y la gincana del calcetín.
El día del campamento tenía que ser diferente desde el comienzo, generando la misma ansiedad, expectativa y alegría que un viaje al campo. Con este propósito, trabajaron de la siguiente manera:
1.- Los profesores fueron invitados a presentarse con tenidas deportivas para reunirse con los estudiantes al mediodía. Todos comprometidos con la actividad, simularon el trayecto de viaje hasta el lugar del campamento. Un dato que ilustra este compromiso fue la complicidad de profesores que incluso adaptaron dispositivos poniendo fondos con paisajes y los alumnos que se presentaron en pijamas, con carpas o simulando que se encontraban ya de noche.
2.- Para cumplir con los dos hitos más importantes de este campamento: las entregas del lápiz y de la carta de los padres a sus hijos, el programa de actividades se organizó de la siguiente manera;
Cada una de estas actividades se vivió en una mística que logró los resultados esperados. “Todo lo trabajado valió la pena, el sacrificio de los profesores y su entrega, demostrada no solo en su participación en la actividad, sino que también acudiendo al colegio a entregar los lápices, contactando a cada familia para asegurar la conectividad de todos los estudiantes”, valoró la subdirectora del ciclo, Fabiola Lobos.
Fabiola Vargas también destacó a los profesores, equipo directivo, a encargados de área, al equipo PIE e incluso a docentes de enseñanza media que, voluntariamente, se comprometieron y trabajaron por el éxito de la actividad y para demostrar a los niños que los obstáculos, como la pandemia, no impiden realizar lo soñado. Además, Vargas destacó cómo esto es posible también gracias a la dirección, que imprime en este colegio el sentido de comunidad.
Otro aspecto destacable fue la adhesión de estudiantes y apoderados. Al encuentro de padres asistieron 117 de 120, y quienes no lo hicieron se justificaron “incluso una mamá se contactó desde el hospital donde se encontraba internada”, contó la subdirectora de ciclo. En cuanto a los alumnos, coincidentemente fueron las mismas cifras, 117 estudiantes “acamparon” con sus compañeros, los tres restantes tenían razones personales y justificadas para no hacerlo.
De esta manera, el primer campamento virtual del colegio Cardenal Raúl Silva Henríquez cumplió con creces sus objetivos y marcó un hito en la vida de estudiantes, pero también, de sus padres y profesores que se pudieron sumar a la actividad, acompañar los procesos y fortalecer los vínculos. Este año ha sido difícil, pero también ha dejado bellas experiencias, como la que acabamos de presentar.
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