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Con el "tío facilitador" y talleres de alfabetización, los colegios siguen derribando barreras

Viernes 07 de Mayo de 2021

 

El año 2013 el colegio Juan Luis Undurraga recibió a los primeros estudiantes y familias haitianas. En un comienzo el idioma fue una barrera, pero, para las familias que llegaron luego en gran cantidad, la situación fue algo más simple. Las primeras estudiantes haitianas apoyaban como intérpretes y la comunidad del colegio los acogió desde el principio. Luego vinieron cursos de español y hoy, cuentan con Ricardson Angrand, facilitador intercultural que acompaña a las familias, “el tío facilitador” que cada mañana estaba “en el umbral del colegio para poder acompañar a las subdirectoras que reciben a alumnos y a los apoderados que vienen a dejar a estudiantes”, nos contó.

En el caso del colegio Cardenal Caro, los niños y niñas haitianos que forman parte del colegio desde sus primeros años de escolaridad “no presentan dificultades con el idioma” señaló Kimberly Isla, encargada PIE del II ciclo. Sin embargo, el año pasado, durante la cuarentena, se detectó que para una nueva alumna de 7° básico de esta nacionalidad, el idioma se transformó en un obstáculo. Para apoyarla, un profesor mediaba su trabajo remoto en las distintas asignaturas.

Al volver a la presencialidad, a este caso se sumó el de otra alumna de 5° básico, “en la sala de clases nos dimos cuenta que son estudiantes que logran comunicarse, hablar el español, sin embargo, en el momento de transcribir algo de la pizarra, escribir un dictado o de leer un texto, no logran hacerlo. Nace así la idea de realizar un programa de alfabetización para estas estudiantes”, relató Kimberly.

En el colegio de Quilicura, la idea de crear un programa para la facilitación nació de la necesidad de “muchos profesores que tenían dificultad para comunicarse con ciertos alumnos haitianos y sus apoderados. Así decidimos trabajar con los estudiantes que tienen más dificultades, que son de nivel medio y II ciclo, porque los más chiquitos no tienen tanto problema, porque en su mayoría son hijos de haitiano, pero nacidos en Chile”, explicó Ricardson. 

 

Un salto en la inclusión

“Ir más allá de lo que son las necesidades educativas especiales y poder incluir a todos nuestros estudiantes en el sistema” dijo Kimberly Isla respecto al objetivo del programa de alfabetización. Quien destacó que, la directora y subdirectora, cada vez que ven una posibilidad en beneficio de los y las estudiantes, prestan el apoyo necesario e incentivan a tomar nuevos desafíos.

De esta manera, nace el taller en el que Kimberly trabaja dos veces por semana con las estudiantes con el propósito de que las niñas alcancen fluidez en la lectura y escritura lo antes posible. “Trabajo dos veces a la semana, y damos tareas el fin de semana para no perder ritmo”, relató. En esta labor es acompañada por el encargado de área de Matemática del ciclo II, Carlos Pizarro, quien de manera coordinada trabaja con el mismo material para apoyar lo realizado en el taller, él es el “plan B2” en caso de que, por diferentes problemas, la encargada de PIE no pueda realizar la sesión, puesto que la idea es hacer de esta experiencia un continuo, que no haya ningún vacío.

Sobre las actividades en el colegio Undurraga, Ricardson cuenta que con el apoyo de la dirección y del colegio, el año pasado se implementó un curso de español para alumnos haitianos que presentaban dificultades con el idioma, sin embargo, la pandemia y los problemas de conexión para las clases remotas lo pusieron en pausa. Este año, en cuanto se regrese a la presencialidad se retomará. Pero, además, desde su rol él presta otros apoyos “cualquier duda que tenga el apoderado y no puede explicarla, estoy para hacer la traducción, traduzco los comunicados del colegio a las familias”. También contó sobre las reuniones para apoderados haitianos, donde se conversa sobre la diversidad cultural, “hacemos talleres donde se les explica a los apoderados la forma en que se hacen las cosas en Chile y el colegio”, asimismo, señaló que entrega información a los miembros del colegio sobre las costumbres haitianas.

“Toda experiencia que logre romper las barreras que se le presentan a nuestros estudiantes tanto en el colegio como en otras experiencias de vida, es una experiencia maravillosa. Eso es lo mejor que te deja el poder realizar o brindar un trabajo como este. Poder llegar a nuestros estudiantes y que ellos logren leer un texto, escribir. En el fondo se logró el objetivo, esta es una experiencia maravillosa” valoró Kimberly.

En su caso, Ricardson destacó también la respuesta de los y las alumnas, “son felices de tener un tío haitiano. Algunos niños se acercaron para solicitar ser parte de esta clase. En el curso no nos preocupamos de brindar materias gramaticales y lingüísticas, solamente, sino también vemos otros temas, como aquellos relacionados con el modo de vida en Chile”.

 





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