“Es un gran reconocimiento y la verdad durante toda mi trayectoria escolar había esperado ser Alumno Belén. Cuando lo gané miré a mi mamá y a mis amigos gritando: "Lo gané!, ¡lo gané! ¡Por fin lo hice!", esta expresión de júbilo que nos relata Felipe Muñoz, egresado de IV medio del colegio Cardenal Raúl Silva Henríquez evidencia la importancia que reviste recibir el premio Belén, ya que con él se señala a aquellos alumnos integrales, que representan el espíritu de Belén Educa al ser destacado académicamente, sólido en valores y testigo del amor de Dios al servicio de su comunidad.

Pese a que la alegría es compartida, Antonella Aravena, egresada IV medio del colegio San Francisco de Asís no esperaba este premio. “Siendo muy sincera, no esperaba este reconocimiento ya que hay mucha competencia en mi curso en este ámbito y siento que otros compañeros también eran capaces de ganar este Premio Belén que se me otorgó en mi licenciatura”. Por ello, señaló que recibió el premio con sorpresa y agradecimiento y reconociendo, ella a la vez, a todas aquellas personas que fueron claves en el colegio, que la apoyaron para lograr sus metas, que estuvieron al tanto de ella y se dieron cuenta de sus esfuerzos académicos y sociales. “Recibí en este camino tan difícil apoyo tanto de mis profesores como del equipo directivo, que interactuaban conmigo, preguntándome cómo estoy, si necesito ayuda en algo. Yo también los buscaba a ellos para poder seguir ejerciendo lo que estaba haciendo por mi cuenta, que era estudiar de una manera independiente. Siempre estuvieron presentes. Me daban ese apoyo y seguridad cada día para poder seguir creciendo, desarrollándome y seguir siendo la gran persona que estoy siendo ahora”.

Sobre lo fundamental del sostén recibido en este camino existe coincidencia total en la mirada de ambos estudiantes, Felipe contó que “lograr este reconocimiento es mitad por las personas en las que uno se apoya y en las ganas que uno tiene para ser mejor. Si uno no posee la disposición ni la entrega, nunca será una mejor versión de sí mismo. El aporte de los cercanos, de los compañeros de salón y los profesores que llegan hasta el último con humildad y perseverancia para acompañarte no sólo en lo académico, no sólo en lo educacional, creo que ese apoyo sumada a las ganas de salir adelante son aquellas claves”.

En este año tan complejo, recibir el premio al Alumno Belén fue un bálsamo para ambos jóvenes, quienes incluso llegaron a pensar que no existía posibilidad de cerrar su trayectoria escolar con algún tipo de celebración. “Es por esto que estoy muy feliz por la premiación, creo que sí reunía los requisitos para ser Alumno Belén”, dijo con alegría Felipe, en tanto que Antonella confidenció que este es un impulso para cumplir sus sueños y desenvolverse, “dejar un poco el miedo y atreverme a hacer muchas cosas y siempre confiar en mí y seguir adelante para lograr grandes cosas”.

Felipe y Antonella representan a esta generación de alumnos de Belén Educa que fueron resilientes, no aflojaron y que pese a las adversidades completaron su educación con una trayectoria destacada, convirtiéndose en embajadores de nuestros colegios al llevar el Sello Belén a todo lugar donde deban desenvolverse.