“Garantizar la enseñanza y el aprendizaje inclusivos para la recuperación educativa: formas prácticas de avanzar” fue el nombre del seminario que el pasado 22 de junio convocó a especialistas de diferentes regiones del mundo. Entre ellos, a Mónica Luna, directora del área de Gestión Pedagógica e Innovación (GPI) de FBE.
“En todo el mundo podemos ver comunidades escolares que trabajan en contextos desafiantes, como nosotros, con un gran impulso por sostener el aprendizaje de sus estudiantes. En todas ellas se repiten las mismas claves: colaboración, para idear respuestas nuevas y flexibles; conocimiento profundo de sus estudiantes, para mejor acompañarlos y, prácticas pedagógicas con mirada de largo plazo, para trabajar sobre las brechas de aprendizaje. Eso es justicia social desde la escuela”, señaló Mónica en relación a la contribución de este intercambio de experiencias que, junto con aportar nuevas ideas, permiten reafirmar estrategias desplegadas.
En su participación en el panel de discusión: “Compartir prácticas para entornos de enseñanza y aprendizaje inclusivos”, compartió estrategias implementadas y factores claves para mantener a los y las estudiantes dentro del sistema educativo e ir a la busca de aquellos en riesgo de deserción.
Luna se refirió, entre otros aspectos, a los niveles de focalización con los que ha sido necesario trabajar para atender no solo los aspectos curriculares, sino también socioemocionales de los estudiantes, destacando la necesidad de mantenerlos vinculados con sus pares y colegios; motivados, asegurándoles que en este proceso no están solos y generando para ellos planes, en algunos casos individuales, para asegurar su conexión y aprendizajes pero, por sobre todo, para abordar los problemas de salud mental que se pueden estar presentando en algunos grupos de alumnos.
Además, reconoció el trabajo de los docentes y cómo se han desplegado para sostener a estudiantes y familias, ya que desde las instituciones educativas también es necesario volcarse a ellos para mantenerlos y contenerlos en este proceso demandante en lo laboral, personal y emocional. Señaló como un elemento clave para ello, los espacios de intercambio de buenas prácticas y reflexión entre docentes.
Mónica Luna destacó la fórmula de enseñanza híbrida y explicó que debe enfocarse en experiencias de autoaprendizaje, autorregulación y autonomía, para devolver la confianza a los estudiantes en sus capacidades de aprender, a través de tareas “que permitan a los aprendices generar motores de aprendizajes”.
Para cumplir con todo lo anterior, mantener “la mirada en un currículo flexible” que se adecúe al contexto, a los que se quedan atrás, junto con evaluaciones adecuadas para mantener los aprendizajes, es un elemento clave.
En este panel, Mónica Luna compartió miradas con expertos de Blangladesh, Marruecos, Sudáfrica, Zambia y Reino Unido. Todas experiencias orientadas a contribuir a la tarea docente durante la reapertura de las escuelas, tras la irrupción de la pandemia de COVID-19, específicamente, compartiendo prácticas docentes para asegurar que los alumnos de los sectores más marginados se sientan y se mantengan incluidos en el sistema escolar.