El Concierto Patrimonio musical organizado por un equipo de profesores del colegio Crescente Errázuriz se enmarca en un trabajo fundacional que busca que los colegios puedan conmemorar, desde la música, diferentes hitos. “Uno de ellos es la celebración del patrimonio nacional”, señaló Gustavo Méndez, encargado de la red de Música de la Fundación. En general, esta fecha se asocia a proyectos desarrollados desde Arte, pero esta vez quisimos hacernos parte.

Pese a que es una actividad fundacional “cada colegio, de manera independiente, decide qué hito celebrar”, agregó Gustavo. En este caso, la idea de conmemorar esta fecha fue tomada por el colegio Crescente Errázuriz, quienes, coordinados por el profesor de Música Eduardo Morales, convocaron a más de 50 estudiantes entre 4º básico y IV medio que participan de diferentes instancias musicales en el colegio: la Orquesta, dirigida por Javier Estrada; los Talleres instrumentales, dirigidos por Sebastián Handschuh y el Coro femenino, bajo la dirección del mismo Eduardo.

Para el coordinador de la actividad, el concierto Patrimonio musical “fue un espacio cultural de gran valor, mostrar y compartir con miembros de la comunidad es un espacio importante en donde nuestros estudiantes desarrollan en plenitud sus talentos”. Asimismo, valoró el rescate de nuestras raíces y poder dar significado a la música nacional chilena. “Así los estudiantes del colegio se apropiaron de la música tradicional chilena y pudieron presentar un concierto a toda la comunidad escolar del colegio Crescente”, agregó Eduardo.

El concierto

Realizado el viernes 17 de junio en el colegio, permitió presentar a la comunidad extendida del Crescente Errázuriz, tres obras que forman parte del repertorio de música tradicional chilena de raíz folclórica. Ellas fueron El guillatún de Violeta Parra; una pieza del género musical huaino, propio de la región norte andina y el Medán, canción del grupo Bordemar.

Sobre el público que disfrutó de este trabajo, Bethania Valle, profesora de Música del colegio, destacó que “desde niños de prekínder a enseñanza media han podido ver los distintos instrumentos, apreciar la música. También se pudo compartir el concierto con los apoderados y auxiliares del colegio, lo cual es muy importante porque ellos siempre nos están ayudando, siendo esta una forma de retribuir a la comunidad, al colegio y compartir lo que estamos haciendo después de dos años de pandemia”.

En él “vimos grandes interpretaciones musicales, pero también se entregó el espacio para hablar de patrimonio y de la formación musical de nuestros estudiantes”, añadió Eduardo Morales.

Gustavo Méndez comentó que, si bien con este proyecto se cumplió con el objetivo de que las y los niños conocieran música tradicional chilena de origen folclórico, también permitió que se trabajara en equipo, de manera colaborativa y que se afiatara a el grupo de estudiantes a través de esta obra desarrollada de manera conjunta.

“Tuvimos un muy buen resultado, pero lo que más me gustó fue la reacción de los niños. Los chiquillos la pasaron muy bien”, afirmó Gustavo. Esta idea del valor del trabajo transversal y colaborativo fue reafirmada por Sebastián Handschuh , quien destacó que este trabajo “que hemos llevado con  la orquesta ha sido bastante nutritivo para los estudiantes de mi taller, ya que han tenido una instancia para poder tocar con otras personas y ha sido muy motivador para ellos, han podido practicar bastante, tocar con gente que ya lleva tiempo tocando y ahora que estamos presentando esto están viendo los resultados y están conformes con eso”.

Finalmente, Eduardo Morales explicó que en esta instancia se pudo ver “grandes interpretaciones musicales, pero también se entregó el espacio para hablar de patrimonio y de la formación musical de nuestros estudiantes”, cumpliendo con los objetivos los objetivos propuestos.