El inicio de un nuevo ciclo. Eso es lo que simboliza el campamento que cada año los alumnos de quinto básico de los colegios de Belén Educa viven junto a sus compañeros y profesores durante un fin de semana. En lo que va del año los colegios Cardenal Raúl Silva Henríquez y Arzobispo Manuel Vicuña ya han experimentado esta bella experiencia. “Quinto básico es un año donde la perspectiva pedagógica cambia. En ese curso desaparece la profesora básica y aparecen los profesores especialistas, uno en cada ramo. A los alumnos les cambia el escenario”, explicó Maríajosé Bravo, coordinadora de Pastoral del colegio Arzobispo Manuel Vicuña. La docente enfatiza que a partir de quinto básico a los niños se les abre el espacio de participación en el colegio porque comienzan a tener Consejo de Curso, una instancia para que los alumnos aprendan a desarrollar su liderazgo y a organizarse. “El campamento tiene el objetivo de marcar este primer cambio, el quiebre que se les produce dentro de su desarrollo como persona y como estudiante, donde cambian de ciclo, de orden”, dice. Los alumnos del colegio Arzobispo Manuel Vicuña vivieron la experiencia del campamento en la casa de retiro La Ermita, ubicada camino a Farellones. Bajo el lema “Yo soy libre para decidir”, los niños realizaron una serie de actividades en base a esa reflexión, junto a sus profesores jefes que están ciento por ciento involucrados en el desarrollo de esta actividad. Vieron películas, trabajaron en grupo sobre valores como la amistad y la lealtad y, al finalizar, construyeron un tótem que simbolizaba el valor con el que cada niño se identificaba. En el colegio Cardenal Raúl Silva Henríquez realizan una actividad muy simbólica. Durante el campamento queman sus lápices grafitos en un fogón, como símbolo de dejar atrás una etapa. “Lo que queremos marcar es el crecimiento de la autonomía del alumno. Al quemar su lápiz grafito y recibir un lápiz de pasta, ellos asumen un compromiso de mayor responsabilidad, de mayor madurez”, contó Roberto Ríos, coordinador de Pastoral del colegio. Ríos además relató que al regreso del campamento, los padres reciben a sus hijos con serpentinas y globos y además se encuentran con la sorpresa que sus pequeños ya no les dan sus mochilas para que se las lleven, sino que cada niño la carga.