“Cuando recibí el llamado, me puse feliz. Uno siempre tiene ganas de ayudar y aportar su granito de arena, pero no sabe cómo, o no se hace el tiempo o no sabe dónde ir”. De este modo dio a conocer Carlos Gaete, subgerente de Experiencia clientes y conocimiento de Consorcio, la motivación que lo llevó a convertirse en uno de los integrantes del Programa de Tutorías de Fundación Belén Educa.

El programa consiste en encuentros mensuales de alumnos de IV medio con ejecutivos de destacadas empresas, quienes buscan apoyar a los jóvenes para que se fijen un proyecto de vida y sigan en la educación superior. Consorcio acaba de sumarse al proyecto con estudiantes de los colegios Arzobispo Manuel Vicuña, de La Legua, y cardenal Juan Francisco Fresno, de Puente Alto.

“Es un proceso de tiempo, porque las actividades que habíamos realizado con la semana laboral y las prácticas eran iniciativas muy puntuales, y no alcanzaban a cubrir el interés de las personas por estar en contacto y tener un rol social”, explica Verónica Ruz, gerente de desarrollo organizacional de Consorcio. Además de los establecimientos de Belén Educa, también comenzaron las tutorías en el colegio Monte Olivo, del Grupo Consorcio.

“Los tutores están entusiasmados y tienen  muchas ganas. La mayoría de ellos son personas que de manera espontánea tienen una motivación por ayudar y vieron en esto una posibilidad de canalizar ese interés”, agrega Verónica Ruz.

Aunque conocía poco del programa, Marcela González, subgerente de operaciones Vida, se interesó en reunirse durante seis meses con Marisela, una alumna del colegio Arzobispo Manuel Vicuña, para guiarla en sus futuras decisiones.

“Tener la oportunidad de hacerlo y que sea compatible con los horarios de oficina es súper atractivo. Tengo niños de la misma edad y encuentro interesante abrirse un poco a poder ayudar a otros”, comenta. “Es una oportunidad y una responsabilidad muy grande orientar a alguien a tomar decisiones en un momento importante de la vida”, añade.

Carmen Cisternas, directora de Relaciones Institucionales y la creadora del Programa de Tutorías, explica la finalidad de esta iniciativa: “A los alumnos les faltaba tener conversación con alguien del mundo laboral, que los pudiera acompañar desde otra perspectiva. Que les dijera cuáles son las competencias blandas o las competencias técnicas, pero desde la experiencia de vida, no desde la doctrina o desde una clase”.

Su mensaje es que “todos tenemos un tesoro escondido, necesitamos a un otro que nos ayude a descubrirlo”. El lema caló hondo en Carlos Gaete, el gerente que deseaba ayudar y no sabía cómo. Ahora ya puso manos a la obra para llevar a Paz, su tutorada, a alcanzar su gran objetivo: estudiar Pedagogía en Música. “Pensé que, como son jóvenes, tendría que indagar qué le gusta, pero ella ya tiene todo clarísimo”, dice riendo Carlos.

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