Parado sobre las manos, equilibrándose en una pierna o pasando por encima del cuerpo de su contrincante. Todo vale en el Twister químico, un divertido juego creado por un grupo de alumnos de III mmedio del colegio Cardenal Raúl Silva Henríquez, de Puente Alto, en el que hay que ser muy ágil y flexible para salir airoso.
Juegan dos o tres personas sobre un tablero con círculos de distintos colores y el principio es el mismo del famoso juego Twister; es decir, se lanza una tómbola y según el color que salga seleccionado hay que colocar una extremidad del cuerpo en el círculo correspondiente.
La diferencia es que los alumnos del Silva Henríquez le agregaron conceptos químicos a los colores. Así, puede salir alcohol y hay que buscar los círculos que contengan un ejemplo de alcohol y otro con la estructura química del elemento elegido. Al final, los competidores se enredan en una ensalada de piernas y brazos tratando de ser los primeros en tocar los círculos con la respuesta correcta.
Todo el entretenimiento gira en torno a los grupos funcionales, que son sustancias con propiedades comunes y estructura semejante.
Belén Herrera, una de las creadoras del juego, cuenta que su profesor los guió con la idea y reconoce que ella tuvo que aprender toda la materia para poder armar el particular Twister.
“Lo hicimos para demostrar que había formas más dinámicas y entretenidas de captar la materia”, recalca Belén.
La idea tuvo gran aceptación en el curso cuando la mostraron, agrega la estudiante. “No es algo aburrido. Mucha gente fue y jugó bastante rato, independiente de que supieran la materia”, asegura.
La entusiasta joven no descarta llevar su Twister a otros colegios de la Fundación y darles una manito entretenida a las clases de química del mayor número posible de compañeros. “Mientras uno no se aburra, es más fácil aprender”, comenta Belén.