A 1.638 metros sobre el nivel mar, en la cima del cerro Manquehue -que en mapudungun significa lugar de cóndores-, la ciudad de Santiago se ve distinta. Así lo pudieron comprobar 32 alumnos de Séptimo Básico a I Medio de los colegios Obispo Augusto Salinas y Lorenzo Sazié, quienes después de una larga caminata lograron alcanzar la cumbre del macizo más alto del valle del Mapocho.

Al llegar al emblemático lugar desplegaron un lienzo de Fundación Belén Educa, almorzaron, meditaron, jugaron y se tomaron la foto oficial. Por último, se dieron un fuerte abrazo grupal y contemplaron el paisaje.

La proeza la realizaron el 11 de junio, en el marco de un programa de la corporación Vamos, en el que voluntarios guían a escolares y profesores a los cerros para mostrarles actividades ligadas con el montañismo. Además, aprovechan la instancia para crear espacios de formación y aprendizaje integral para los jóvenes.

Por ejemplo, les enseñan a hacer cordadas, o equipos de trabajo que se juntan en la montaña para alcanzar sus objetivos.

La jornada se había iniciado muy temprano, en los respectivos colegios. Desde ahí se desplazaron al Manquehue. “Llegamos en transporte público, la idea es sacarles el jugo a los cerros precordilleranos y mostrar que era posible ir al cerro tomando una micro y el Metro”, explica Jesús Soto, jefe de área de Educación Física y Deportes de Belén Educa.

Este fue el tercer ascenso que realizó el grupo de estudiantes deportistas. En total, esperan completa nueve escaladas durante el año. Entre los desafíos que se vienen en el futuro se destacan el cerro Pochoco (1.804 metros), el cerro Palestras (1.354 metros) y un campamento en el glaciar El Morado, a 3.260 metros sobre el nivel del mar.

“Esta salida era físicamente más exigente, porque en cada cerro va cambiando el tipo de dificultad. Cada salida tiene un tema, el de esta era geografía, visualizar Santiago desde la altura y la conformación de la cordillera”, dice el encargado.

Agrega que los niños caminaron durante varias horas, pero llegaron contentos a la cima. “A unos les costó más que a otros, pero fue potente igual, porque se apoyaban entre ellos”, concluye Jesús Soto.

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