El cuadro que tiene Camila Rubio en el Museo Nacional de Bellas Artes está hecho con barro de Puente Alto, cola fría y acrílico. La joven estudiante de segundo medio salió un día a buscar tierra cerca de su casa, la mezcló con agua, agarró un puñado de lodo con la mano y lo lanzó sobre la que ahora es una obra que forma parte “Entre, ejercicios de apropiación visual”, una muestra que fue inaugurada ayer y que se repletó de visitantes tan pronto la sala fue abierta al público.

Camila, alumna del colegio Cardenal Raúl Silva Henríquez, de Puente Alto, integra el grupo de 30 jóvenes de cuatro colegios de Fundación Belén Educa que participan del proyecto. Ella mira el cuadro y explica que la mancha central rodeada de destellos de colores representa “la desigualdad social. La pobreza está reflejada en el charco y la alegría, que son los puntos de colores, representa lo mínimo que puede tener la gente y que son cosas sencillas, como los valores”.

“Esta curatoría ha sobrepasado toda expectativa”, expresó satisfecho Roberto Farriol, director del Museo Nacional de Bellas Artes, al inaugurar la exposición que reúne ocho óleos de la colección del Bellas Artes y 80 pinturas que se inspiraron en ellas, realizadas por niños, jóvenes y adultos mayores de entre tres y 92 años de edad. De Belén Educa, participan estudiantes de octavo básico a cuarto medio de los colegios Obispo Augusto Salinas (Santiago), Lorenzo Sazié (Santiago), Arzobispo Crescente Errázuriz (Puente Alto) y Cardenal Raúl Silva Henríquez (Puente Alto). Los adultos mayores son parte del taller de pintura de la Caja de Compensación Los Andes.

Durante casi dos meses los alumnos, guiados por sus profesores de Artes Visuales, trabajaron realizando citas pictóricas de obras de las artistas Matilde Pérez y Voluspa Jarpa, que son parte de la colección permanente del museo. “Me quedé muy impresionado cuando vi la muestra, sé que hubo un gran trabajo. Es interesante y emocionante ver cómo hay universo de visiones”, agregó Farriol.

Juan Enrique Guarachi, director ejecutivo de Fundación Belén Educa, dijo que “esta es una oportunidad notable. Estamos en el museo más importante del país y nuestros estudiantes están presentando su originalidad y su manera de ver el mundo. Hay cosas muy hermosas. Destaco en especial el trabajo de los docentes que hicieron reflexionar a sus alumnos”.

Pamela Vergara, jefa de Arte de Belén Educa y cuya gestión permitió la exposición, contó que el trabajo de los estudiantes fue “muy profundo y reflexivo donde cada uno se apropió de la obra y se dio el trabajo de conocer a la artista. Esta ha sido una de las experiencias más importantes de Arte en los 14 años que llevo en la Fundación, principalmente porque es mostrar el trabajo que hacemos diaramente, de lunes a viernes en los colegios: generar apreciación estética y reflexión crítica ante las obras para que los alumnos tengan una opinión crítica ante lo que observan y elaboren su propio discurso”. Relata que durante el período de elaboración de las obras, los mediadores del museo visitaron los colegios y “se sorprendieron del nivel de la reflexión de los profesores”.

El área de Mediación y Educación del MNBA buscaba asegurar el nivel del trabajo y realizó una curatoría educativa con la que quedaron muy satisfechos.

Alumnos felices

Para Camila, que nunca pensó lograr esa metáfora con la desigualdad en su cuadro y menos poder exponerlo en el Bellas Artes, la experiencia se resume en la palabra “satisfacción”. Por supuesto, también estaba feliz.

Josías González, del IV medio del colegio Arzobispo Crescente Errázuriz, calificó como “muy interesante” el proyecto, mientras que Marianne Bure, del colegio Lorenzo Sazié, dijo que haber reflexionado en torno a la obra de una artista le permitió “crecer. Ahora cuando pinto me sale más fácil y sé la técnica. Nunca hubiera podido hacer esto si no hubiese sido por mi profesor”.

“Esto ha sido muy importante para mi, tener un cuadro expuesto en un museo tan importante. Es inspirador para seguir haciendo dibujos y obras”, valoró Enrique Fuentes, alumno de III medio del Colegio Obispo Salinas.

Francisca Flores, de octavo básico del colegio Cardenal Raúl Silva Henríquez, dijo que le encantó haber participado en este proyecto. “Ha sido un honor que una obra mía esté en un museo. Me siento importante, es un orgullo para mi colegio, sigo creciendo como artista”.

De qué se trata “Entre”

“Entre” es la segunda exposición del programa de curatorías didácticas del museo y busca el empoderamiento y uso del patrimonio artístico. El montaje cuestiona el proceso de apropiación visual con el que se desarrollan las acciones de copiar, referir y citar obras de arte. Esta vez se hicieron copias o citas de las siguientes obras de la colección del MNBA: La viajera (1928), de Camilo Mori; Algas Marinas, de Luis Vargas Rosas; No ha lugar (1996), de Voluspa Jarpa; La Usina (1956) de Matilde Pérez; Casas de San Marino (1939) de Pedro Luna; Paisaje en rojo (1888), de Tomas Somerscales; Naturaleza Muerta, de Manuel Ortiz de Zárate y Jarrón con flores, de Inés Puyó.

En el montaje se despliegan algunas preguntas con el fin de invitar al público a reflexionar en torno a qué es una obra original, los límites entre el original y la copia y la función de los museos en la actualidad. “Construimos esta exposición junto a personas muy diversas en lo etario, socioeconómico, cultural e incluso ubicación geográfica, con quienes intercambiamos miradas en torno al arte y al museo. Esto, unido al enfoque de la muestra, que se centra en las reflexiones y experiencia que los y las visitantes tengan en ella, le da un gran sentido a nuestro patrimonio”, afirma Natalia Portugueis, coordinadora del área de Mediación y Educación del Museo Nacional de Bellas Artes.

La exposición hace eco de las principales temáticas abordadas en las actuales exhibiciones del museo y estará abierta gratuitamente al público hasta fin de año.

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