Cinco días estuvieron en los establecimientos de Uncommon School en Newark, cerca de Nueva York, las cuatro profesoras de Fundación Belén Educa que viajaron a Estados Unidos para conocer cómo se trabaja en esa organización, que se hace cargo de 50 establecimientos vulnerables. Evelyn Villalobos, Pamela Videla, Valentina Salinas y Pamela Salgado son las líderes que pudieron observar la entrada de los alumnos a sus primeros días de clases y la planificación de los profesores para ese gran momento.

A Valentina Salinas, profesora de Lenguaje del colegio Juan Luis Undurraga, de Quilicura, le llamó la atención la fuerte cultura escolar y la figura de los directores como líderes en todo momento. “Por ejemplo, estaban presentes en cada una de las acciones que conlleva una jornada laboral: en la entrada, daban la bienvenida, en las clases, estaban en todo. Claro que tenían las condiciones para que pasara, pero era impactante”, explica. También se fijó en que los niños tenían mucho interés por aprender. “Tienen claro que la educación es el gran movilizador social, entonces estaban ahí por una razón muy poderosa. Estar en esos colegios para las familias significaba mucho, eso lo tenían claro los niños desde chicos. Usaban frases como ‘trabaja duro’, ‘sonríe y sé el cambio’, o ‘tú, en ti mismo, eres el cambio’”, destaca.

Pamela Videla, educadora diferencial y coordinadora del programa de integración del Undurraga, se fijó en que cada detalle estaba planificado y había muy poco margen para el error. “Instalaban rutinas y procedimientos que permitían que el foco y los tiempos estuvieran destinados solamente al aprendizaje. Cómo optimizaban los tiempos me llamó mucho la atención, además del trabajo en equipo que se daba entre los docentes y directivos”, recalca.

Evelyn Villalobos, asesora académica en Belén Educa, cuenta que le llamó fuertemente la atención que “la enseñanza basada en datos atraviesa todos los procesos escolares. Los líderes observan las prácticas día a día, momento a momento, aplican pautas de observación rápidas y según los datos recopilados, llevan acciones para modificar las prácticas de los profesores en el menor tiempo posible. Por ejemplo, durante la jornada el director observa lo que está pasando en las aulas, en el casino. Incluso hay un equipo de docentes que tiene la función de evaluar y entregar retroalimentación sobre cómo se llevan a cabo rutinas en el desayuno o durante la colación de los estudiantes. En la tarde hay reunión y el líder, con los datos reunidos, informa lo positivo y lo que hay que mejorar al día siguiente. Más que un momento de evaluación para luego calificar, los datos son vistos como un proceso constante, se percibe a cada momento. Lo mismo pasa en la sala de clases”.

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Villalobos agrega que le produjo sorpresa, en uno de los colegios Kipp, “que el segundo día de clases, los niños de segundo básico ya estaban evaluados en lectura y, en el tercer día, cada estudiante elegía un texto para leer en su hogar, según el nivel de lectura que arrojó la recolección de datos de los docentes el día anterior. En estas escuelas, no esperan tanto tiempo para tomar decisiones en función de los aprendizajes, sino que efectúan rápidamente acciones según el nivel de sus estudiantes”.

A Pamela Videla le quedó grabado el trabajo en conjunto. “Los dos primeros días ingresan solo los prekinder y estaba todo el colegio ayudando, porque saben que tienen que adquirir ciertas rutinas y procedimientos, para optimizar los tiempos, y que en tres o cuatro años más ellos iban a ser profesores de esa generación”, puntualiza.

Pamela Salgado, coordinadora de primer ciclo del colegio Cardenal Carlos Oviedo, de Maipú, quedó impresionada con el trabajo previo a que los alumnos entraran a sus salas. “La formación docente, toda la preparación que hacen antes de que los niños ingresen al colegio. En planificaciones, ensayar y practicar las técnicas de gestión de aula y después cuando las llevan a la práctica son bastantes rigurosas y todos están haciendo lo mismo, trabajan colaborativamente todos los profesores”, asegura. ¿Se podrían replicar estos métodos en los colegios de Belén Educa? “Sí, es viable el trabajo con los docentes y capacitar al equipo directivo”, dice Pamela Salgado.

“Es posible implementarlo paulatinamente, hay que estar viendo cuáles son las necesidades de la fundación y del establecimiento. Una de las principales cosas son las rutinas y procedimientos, que tiene que ver desde cómo ingresan los alumnos a la sala, hasta como llevarlos a la biblioteca. Esas cosas se pueden instalar”, agrega Pamela Videla y Valentina Salinas confía en que los procedimientos se pueden replicar paso a paso. Subraya que “ellos igual llevan 25 años trabajando y han ido de a poco, pero creo que todo es adaptable para nuestra realidad, además que están todas las ganas”.